Poesía Puerto de Manuel Maples Arce
PUERTO
Llegaron nuestros pasos hasta la borda de la tarde; el Atlántico canta debajo de los muelles y presiento un reflejo de mujeres que sonríen al comercio de los países nuevos.
El humo de los barcos desmadeja el paisaje; brumosa a travesía florecida de pipas. ¡Oh rubia transeúnte de las zonas marítimas, de pronto eres la imagen movible del acuario!
Hay un tráfico ardiente de avenidas frente al hotel abanicado de palmeras.
Te asomas por la celosía de las canciones al puerto palpitante de motores y los colores de la lejanía me miran en tus tiernos ojos.
Entre las enredaderas venenosas que enmarañan el sueño recojo sus señales amorosas; la dicha nos espera en el alegre verano de sus besos; la arrodilla el océano de caricias, y el piano es una hamaca en la alameda.
Se reúne la luna allá en los mástiles, y un viento de ceniza me arrebata tu nombre; la navegación agitada de pañuelos y los adioses surcan nuestros pechos, y en la débil memoria de todos estos goces sólo los pétalos de sus estremecimientos perfuman las orillas de la noche.