martes, 14 de abril de 2015

Poema a la madre: Mi madre hilaba en silencio

Mi madre hilaba
Mi madre, en silencio,

hilaba la eternidad con las hebras del tiempo. Era el poder de los bienes ancestrales; vaciaba en cada uno de nosotros

los jugos que devienen

de las vértebras secretas de la tierra. Ella vetó, sin tregua, nuestro sueño, acrecentó la hacienda

y horneó el pan cotidiano,

Los pájaros y las matas florecidas no conocieron otra mano

para crecer en exuberancia y en belleza, que la suya.

Sus noches largas,

reclinadas sobre una almohada constelada de interrogaciones,

ella curó nuestras fiebres infantiles, sanó las heridas adolescentes;

y supo de un mar y otro mar amargo que tragar.

Cada año y cada hijo

dejaron secos y desnudos sus ojos,

como si con el llanto se le hubieran descosido los párpados.

Un día, se agrietaron sus muros y descendió a la noche.

Ahora sé que su silencio en el quehacer sumiso fue flor de sabiduría,

el nervio vivo con que se mueve el dedo del Amor.

ENRIQUETA OCHOA

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