sábado, 30 de noviembre de 2013
viernes, 29 de noviembre de 2013
Canción a Francisco I Madero | Canción a la Revolución Mexicana
Canción a Francisco I Madero | Canción a la Revolución Mexicana
jueves, 28 de noviembre de 2013
miércoles, 27 de noviembre de 2013
Canción al día del soldado | Canción para el día del ejército
martes, 26 de noviembre de 2013
jueves, 7 de noviembre de 2013
Obra teatral para niños de navidad
La leyenda del árbol de Navidad
Autora: María Dolores García Lizana
Personajes:
-
Dos ángeles.
-
6 pastores. (o los que se crean convenientes.)
-
Los Reyes Magos.
-
Abeto.
-
Narrador.
Escenario.
Primer plano a la derecha: los pastores en círculo alrededor de la hoguera. En
el centro el abeto (un niño disfrazado de tal), a la izquierda la representación del Belén.
(VILLANCICO)
NARRADOR.- En aquella noche fría del 24 de
Diciembre un grupo de pastores charlaban
animadamente alrededor de la lumbre. El viento movía las ramas de un viejo
abeto que les observaba desde lejos. De repente un extraño silencio se hizo en el lugar, un
silencio cálido que solo osó romper el
pastor más anciano murmurando:
PASTOR 1. El viento ha dejado de soplar y ya
no hace frío.
PASTOR 2.- Algo prodigioso ocurre porque el aire
huele a rosas.
PASTOR 3.- ¡Mirad! (señalando) ¡Parecen ángeles!
PASTOR 2.- ¡Sí son ángeles del cielo! ¿Cómo
puede ser que se muestren a unos pobres pastores?
(Todos
se ponen de pie)
ÁNGELES 1 Y 2.- ¡Bienaventurados los hombres
de buena voluntad!
ÁNGEL 1.- Os traemos una buena nueva. ¡¡¡HA
NACIDO EL HIJO DE DIOS!!!
ÁNGEL 2. – Ha nacido en un establo en la
ciudad de Belén.
ÁNGEL 1.- Id y adorarle porque Él es vuestro
Salvador.
(Se
van)
PASTOR 4. - ¿Habéis oído? No doy crédito.
¿Qué podemos hacer?
PASTOR 1.- Debemos ir a verle. Yo iré a mi
cabaña donde guardo hermosa lana de la mejor calidad, será mi humilde presente.
PASTOR 3- Pues yo iré por el pan blanco que
acabo de sacar del horno. Es lo mejor que tengo en mi pobre hogar.
(Los
pastores se van en distintas direcciones mientras suena los acordes de un
villancico.)
NARRADOR.-Ha quedado sola la montaña, y en el
silencio, el abeto que presenció cuanto
allí había acontecido, deseó con todas sus fuerzas contemplar al Niño cuyo
nacimiento se había anunciado.
ABETO.- Allí está, apenas se distingue. Sólo
esa luz tan dulce y esa música celestial me dice que es él. ¡Oh, Señor cómo
quisiera poder andar!
(Llega
un pastor con una manta en los brazos)
PASTOR 2. Debo darme prisa. Quiero ser el
primero.
ABETO.- ¡Paz a todos en esta noche!
PASTOR 2.- ¿Quién habla?
ABETO. Soy yo, el abeto.
PASTOR 2.- ¡Qué noche de milagros! ¡Hasta los
árboles hablan! Pero no quiero
retrasarme he de encontrar el camino más corto para llegar al portal.
ABETO.- Puedo ver desde mi altura la gran
Luz al final del sendero estrecho.
Seguirlo con premura y sin duda seréis el primero. Pero os pido un favor, ya
que yo no puedo moverme de aquí. Decirle al Niño Dios que yo también quisiera
servirle.
PASTOR 2.- Gracias abeto, me pongo en camino.
Le llevo esta manta pues esta noche es fría y puede necesitarla.
ABETO.- ¡Bendito seas pastor! Pero corred,
corred, no os detengáis. No sea que el Niño llore de frío.
(Se
va. Llega otro pastor)
ABETO.- ¡Paz a todos en esta noche!
PASTOR.5.- ¿Eres tú abeto?
ABETO. - Soy yo. ¿A dónde vais?
PASTOR.5- Busco el establo donde nació el
Salvador. Pero ya me demoro, pues no encuentro el camino.
ABETO.- Al final del sendero estrecho veo su
luz.
PASTOR.5.-Agradezco que me ayudéis porque
tengo prisa, pues llevo esta leche como obsequio y aún está caliente. No quiero
que se enfríe.
ABETO.- ¡Bendito seas pastor! Pero corred,
corred, no os detengáis no sea que de hambre llore el Niño.
(Se
va. Llega otro pastor)
PASTOR.4.- Creí ver a Samuel. ¡Lástima! Tal
vez él sabía el camino más corto para llegar al portal.
ABETO.- ¡Paz para todos en esta noche!
PASTOR4.- ¿Quién me habla? Para quien sea,
paz os deseo también.
ABETO.-
Soy yo, el abeto. Al final del sendero estrecho veo la Luz. Decidle cuando lo veáis que yo, el abeto quisiera
adorarle.
PASTOR.4.- Gracias amigo abeto por la ayuda.
Tengo prisa, pues le llevo estos pañales, tal vez Él no tenga, pues dicen que
ha nacido pobre aunque sea el Hijo de Dios.
ABETO.- ¡Bendito seas pastor! Pero corred,
corred, no os detengáis no sea que por estar mojado llore el Niño.
(Se
va. Llega otro pastor)
ABETO.- ¡Paz para todos en esta noche!
PASTOR.6.- ¡Oh, qué prodigio! ¿Eres tú abeto
el que habla?
ABETO – Sí soy yo. ¿Qué hacéis por estos
parajes solitarios? Ya es muy de noche y eres muy pequeño para ir solo.
PASTOR.6 – Busco el mejor camino para Belén.
Allí hay un Niño que según dicen es Dios.
ABETO – Sigue el sendero estrecho, pues desde
aquí arriba veo al final de él, una brillante luz.
PASTOR.6- Pues voy corriendo que ardo en
deseos de ver su carita cuando le dé mi mejor juguete. Seguramente con él no se
aburrirá.
ABETO – Afortunado tú que podrás contemplar
su rostro. Por favor cuando lo hagáis decirle que yo también quiero jugar con
Él. Pero corred, corred, no os detengáis no sea que de aburrimiento llore el Niño.
(Se
va. Villancico)
NARRADOR.- Ya llegan los pastores al portal,
se arrodillan y adoran al Niño Dios. A sus pies dejan los regalos que fueron
del gusto del Señor. Mientras el Abeto en la soledad de la ladera, mirando a la Luz lejana medita en voz alta…
ABETO.- Ya no llorará el Niño pues no tendrá frío,
ni hambre, no estará mojado o aburrido…pero qué tristeza la mía, que mis raíces
me atan a este sitio y yo no pueda servirle.
(Llegan
los Reyes Magos)
MELCHOR.- Hasta aquí nos trajo la estrella,
debemos estar cerca.
GASPAR.- No veo ni un alma a quien preguntar
por el camino de Belén.
BALTASAR.- Descansemos en este árbol antes de
seguir nuestra marcha. Tal vez veamos a algún pastor que frecuenta estos lugares.
ABETO.- ¡Paz para todos en esta Noche!
REYES MAGOS.- ¡Nos habló el árbol!
GASPAR.- Paz para todos.
ABETO. - ¿Les puedo ayudar en algo,
majestades?
MELCHOR.- Buscamos un niño que nació en
Belén, pues vimos su estrella guía en el Oriente.
GASPAR.- Queremos adorarle pues es el Rey de
reyes.
BALTASAR.- Pero no somos del lugar y
desconocemos los caminos.
ABETO.- Siguiendo el sendero estrecho, está
su brillante Luz.
BALTASAR.-
Dejad Abeto que paguemos vuestra ayuda. Pedid pues, y si en nuestra mano
está os lo concederemos.
ABETO.- Sólo quiero que le digan al Niño que
mi mayor deseo es el de servirle.
MELCHOR.- Si eso es lo que queréis así lo
haremos. Ahora majestades, sigamos el camino y llevemos estos presentes a
nuestro Rey.
(Se
va... Villancico)
NARRADOR.- Una vez más queda solo el Abeto
contemplando por el estrecho sendero a los Magos alejándose. Una vez más el
Abeto suspira: ¡Ay, si yo le sirviera aunque fuera para arrancarle una pequeña sonrisa
que le alegrase el alma! Entonces el Padre Dios escuchó su plegaria y mandó a
dos de sus ángeles a coger estrellas del cielo para colgarlas destellantes en
las ramas del humilde árbol e hizo tejer guirnaldas de oro y plata para
entrelazarlas en sus hojas delgadas. Todo él se envolvió en luces que mostraban
desde lejos el camino de Belén. Una música de paz rodeó la montaña y al final
del sendero más estrecho, un Niño envuelto en luz divina miró a aquel árbol
encendido y engalanado. Lo miró y sonrió, mostrando la alegría de su alma.
(Mientras
habla el narrador dos ángeles deberán pegar estrellas en el árbol y colocar espumillón de navidad)Suena Noche de
Paz.
FIN
jueves, 10 de octubre de 2013
Efemérides del mes de octubre
EFEMERIDES DE OCTUBRE
2011
1
de octubre 1923
El general Francisco Villa ,con la división
del Norte, como parte del ejército
constitucionalista, vence a las
tropas de usurpador
victoriano huerta.
2
de octubre 1581.
Nace en Taxco, Gro., Juan Ruiz de Alarcón, dramaturgo, autor de “La verdad
sospechosa” y “Las paredes oyen”.
2
de octubre 1968.
Tras dos
meses de intensa actividad, el
movimiento estudiantil sufre
su mayor golpe en la plaza
de las tres culturas.
3 de
octubre 1875.
Nace en
Guadalajara Jal.-Gerardo Murillo, Dr
,Atl, escritor y afamado
pintor, precursor de la pintura
mexicana.
4 de
octubre 1824.
Se promulga la
Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos.
5
de octubre 1813.
José María
Morelos reitera la obligación de la esclavitud decretada por Miguel Hidalgo
en 1810.
6 de
octubre 1910
Francisco I.
Madero lanza su
Plan San Luis
con el lema de
“Sufragio efectivo. No reelección”.
7
de octubre 1913
Conmemoración del
asesinato del senador Belisario Domínguez.
8
de octubre 1940.
Se funda el Colegio
de México.
8
de octubre 1974.
Se erigen los estados
de baja California Sur y Quintana
Roo.
9
de octubre 1809.
El fraile
peruano Melchor de Talamantes
es trasladado a las tinajas de San
Juan de
Ulúa , ver, donde muere
víctima de fiebre amarilla
10
de octubre 1824.
El general Guadalupe Victoria es proclamado primer
presidente de la República Federal
mexicana.
11 de octubre
1823.
Se funda el Colegio
Militar en Porote, Veracruz.
11 de
octubre 1942.
Los restos de Jaime Nuno
Roca, autor de la música
del himno nacional
mexicano, se depositan
en la rotonda de las
personas ilustres.
12 de
octubre 1492.
Día de la Raza
y Aniversario del Descubrimiento de América.
12
de octubre 1968.
Inauguración de los XIX
juegos Olímpico en la Ciudad
de México.
13 de
octubre 1955.
Muere en la
Ciudad de México
el general Manuel Ávila
Camacho presidente de
México.
14
de octubre 1814.
El congreso de
Apatzingán aprueba el
decreto constitucional para
la libertad de la América
mexicana.
14 de
octubre 1830.
Se erigen los
estados de Sinaloa
y sonora.
15
de octubre 1911.
Se celebra las
primeras elecciones libres para la presidencia de la república .Madero triunfa sobre
León de la barra
15
de octubre 1521.
El emperador
Cuauhtémoc y Tetlepanquetzal,
señor de la Tlacopan ,son
atormentados por los conquistadores españoles.
16
de octubre 1830
Se promulga la
ley que establece el
Banco de Avío
para la Industria Nacional.
17 de
octubre 1953.
La mujer mexicana
adquiere plenitud de derechos
civiles y políticos,
conforme a las reformas de los artículos 34 y 35
constitucionales.
18 de octubre
1866.
El general
Profirió Días derrota a los
franceses en la batalla de
la Carbonera ,Oaxaca
18 de
octubre 1931.
Muere el genio de
la electricidad Thomas
Alva Edison.
19 de
octubre 1810.
Se promulga
el decreto de Miguel Hidalgo obre
la abolición de la esclavitud.
19
de octubre 1945.
Muere en la
ciudad de México
el ex presidente de
México Plutarco Elías Calles.
19 de
octubre 1970.
Muere en la
ciudad de México
el ex presidente de
México Lázaro Cárdenas.
20
de octubre 1942.
Se declara
como oficial el Himno
Nacional Editado por la Sep.
21 de octubre 1833.
Nace Alfredo Nobel, inventor de la dinamita y creador
del Premio Nobel.
21 de
octubre de 1865.
Fueron
fusilado los generales José
María Arteaga y
Carlos Salazar por las
fuerzas imperialistas.
Considerador los mártires
de Uruapan.
22 de octubre 1810.
Se constituye
el ejército insurgente
libertador.
22 de
octubre 1814.
Se promulgo en
Apatzingán Mich., el
decreto constitucional para la libertad de
América Mexicana en
plena lucha insurgente.
23 de
octubre 1863.
Fundación del Comité
Internacional de la Cruz Roja.
23 de octubre 1943.
Día Nacional de
Aviación.
24
de octubre de 1945.
Cincuenta
naciones constituyen la Organización de
las Naciones Unidas,
en la ciudad estadounidense de
San Francisco.
25 de
octubre 1810.
José María
Morelos inicia su
primera campaña militar.
25 de octubre
1937.
Se crea la
secretaria de la defensa nacional.
26 de
octubre 1842.
Se hace cargo de
la Presidencia de México el general
Nicolás Bravo.
27 de
octubre 1918.
Nace en la
Ciudad de México Álvaro
Gálvez y fuentes, trabajo como locutor
en radio educación
audiovisual de la alfabetización por
radio y por telesecundaria.
28
de octubre 1937.
Se funda la
sociedad mexicana de antropología.
28 de
octubre 1967.
Estado
Unidos hace entrega
física a México de “El Chamizal”.
29 de
octubre 1812.
José María
Morelos y Pavón
toma Orizaba.
29 de
octubre 1934.
Muere en la
ciudad de México
el músico Gustavo
E. Campa, considerado el
indicador del estilo
francés de la música en
México.
30
de octubre 1810.
Batalla del
monte de las cruces.
30 de
octubre 1873.
Aniversario del
nacimiento de Francisco I Madero.
31 de
octubre 1811.
Nace en
Guanajuato Santos Degollado, general y
jefe del Ejército Nacional
que combatió a los conservadores.
miércoles, 11 de septiembre de 2013
Poesías para el mes de septiembre
HIDALGO
MANUEL ACUÑA
Sonaron las campanas de Dolores
Voz de alarma que el cielo estremecía,
Y en medio de la noche surgió el día
De augusta Libertad con los fulgores.
Temblaron de pavor los opresores
E Hidalgo audaz al porvenir veía,
Y la patria, la patria que gemía,
Vio sus espinas convertirse en flores.
¡Benditos los recuerdos venerados
De aquellos que cifraron sus desvelos
En morir por sellar la independencia;
Aquellos que vencidos, no humillados,
Encontraron el paso hasta los cielos
Teniendo por camino su conciencia!
15 DE SEPTIEMBRE
MANUEL ACUÑA
Después de aquella página sombría
en que trazó la historia los detalles
de aquel horrible día.
cuando la triste Méxitli veía
sembradas de cadáveres sus calles;
después de aquella página de duelo
por Cuauhtémoc escrita ante la historia,
cuando sintió lo inútil de su anhelo;
después de aquella página, la gloria
borrando nuestro cielo en su memoria
no volvió a aparecer en nuestro cielo.
La santa, la querida
madre de aquellos muertos, vencedores
en su misma caída,
fue hallada entre ellos, trémula y herida
por el mayor dolor de los dolores…
en su semblante pálido aún brillaba
de su llanto tristísimo una gota…
a su lado se alzaba
junto a un laurel una mecana rota…
y abandonada y sola como estaba,
vencido ya hasta el último patriota,
al ver sus ojos sin mirada y fijos,
los españoles la creyeron muerta,
y del incendio entre la llama incierta
los echaron en la tumba con sus hijos…
Y pasaron cien años y trescientos
sin que a ningún oído
llegaran los tristísimos acentos
de su apagado y lúgubre gemido:
GUERRERO
JOSE ROSAS MORENO
En los montes del Sur, Guerrero un día
alzando al cielo la serena frente,
animaba al ejército insurgente
y al combate otra vez lo conducía.
Su padre, en tanto, con tenaz porfía,
lo estrechaban en sus brazos tiernamente
y en el delirio de su amor ardiente
sollozando a sus plantas le decía:
Ten piedad de mi vida desgraciada;
vengo en nombre del rey, tu dicha quiero;
poderoso te hará; dame tu espada.
¡Jamás!, llorando respondió Guerrero;
Tu vos es, padre, para mí sagrada,
más la voz de mi patria es lo primero!
HIDALGO Y MORELOS
AMADO NERVO
¡Hidalgo y Morelos, palabras radiosas!
Pregunta esos nombres al monte y al plano
a cielos y a mares, a todas las cosas,
y así te dirán:
El monte de nieve y eternos basaltos
que siglos y siglos sus crestas irguió:
“Morelos, Hidalgo”, dirá, son más altos,
más altos que yo!
El sol, alma fuente de vivos destellos,
Imán de los mundos que el Padre creó:
“¡Hidalgo, Morelos!” dirá “¡son más bellos,
más bellos que yo!”
Y fuentes y prados y valles y cielos,
cantando los nombres de luz de los dos,
dirán con miles voces: “¡Hidalgo, Morelos,
bendígalos Dios!”
LA SUAVE PATRIA
RAMON LOPEZ VELARDE
PROEMIO
Yo que sólo canté de la exquisita
partitura del íntimo decoro,
alzo hoy la voz a la mitad del foro
a la manera del tenor que imita
la gutural modulación del bajo
para cortar a la epopeya un gajo.
Navegaré por las olas civiles
con remos que no pesan, porque van
como los brazos del correo chuan
que remaba la Mancha con fusiles.
Diré con una épica sordina:
la Patria es impecable y diamantina.
Suave Patria: permite que te envuelva
en la más honda música de selva
con que me modelaste por entero
al golpe cadencioso de las hachas,
entre risas y gritos de muchachas
y pájaros de oficio carpintero.
PRIMER ACTO
Patria: tu superficie es el maíz,
tus minas el palacio del Rey de Oros,
y tu cielo, las garzas en desliz
y el relámpago verde de los loros.
El Niño Dios te escrituró un establo
y los veneros del petróleo el diablo.
Sobre tu Capital, cada hora vuela
ojerosa y pintada, en carretela;
y en tu provincia, del reloj en vela
que rondan los palomos colipavos,
las campanadas caen como centavos.
Patria: tu mutilado territorio
se viste de percal y de abalorio.
Suave Patria: tu casa todavía
es tan grande, que el tren va por la vía
como aguinaldo de juguetería.
Y en el barullo de las estaciones,
con tu mirada de mestiza, pones
la inmensidad sobre los corazones.
¿Quién, en la noche que asusta a la rana,
no miró, antes de saber del vicio,
del brazo de su novia, la galana
pólvora de los juegos de artificio?
Suave Patria: en tu tórrido festín
luces policromías de delfín,
y con tu pelo rubio se desposa
el alma, equilibrista chuparrosa,
y a tus dos trenzas de tabaco sabe
ofrendar aguamiel toda mi briosa
raza de bailadores de jarabe.
Tu barro suena a plata, y en tu puño
su sonora miseria es alcancía;
y por las madrugadas del terruño,
en calles como espejos se vacía
el santo olor de la panadería.
Cuando nacemos, nos regalas notas,
después, un paraíso de compotas,
y luego te regalas toda entera
suave Patria, alacena y pajarera.
Al triste y al feliz dices que sí,
que en tu lengua de amor prueben de ti
la picadura del ajonjolí.
¡Y tu cielo nupcial, que cuando truena
de deleites frenéticos nos llena!
Trueno de nuestras nubes, que nos baña
de locura, enloquece a la montaña,
requiebra a la mujer, sana al lunático,
incorpora a los muertos, pide el Viático,
y al fin derrumba las madererías
de Dios, sobre las tierras labrantías.
Trueno del temporal: oigo en tus quejas
crujir los esqueletos en parejas,
oigo lo que se fue, lo que aún no toco
y la hora actual con su vientre de coco.
Y oigo en el brinco de tu ida y venida,
oh trueno, la ruleta de mi vida.
INTERMEDIO
(Cuauhtémoc)
Joven abuelo: escúchame loarte,
único héroe a la altura del arte.
Anacrónicamente, absurdamente,
a tu nopal inclínase el rosal;
al idioma del blanco, tú lo imantas
y es surtidor de católica fuente
que de responsos llena el victorial
zócalo de cenizas de tus plantas.
No como a César el rubor patricio
te cubre el rostro en medio del suplicio;
tu cabeza desnuda se nos queda,
hemisféricamente de moneda.
Moneda espiritual en que se fragua
todo lo que sufriste: la piragua
prisionera , al azoro de tus crías,
el sollozar de tus mitologías,
la Malinche, los ídolos a nado,
y por encima, haberte desatado
del pecho curvo de la emperatriz
como del pecho de una codorniz.
SEGUNDO ACTO
Suave Patria: tú vales por el río
de las virtudes de tu mujerío.
Tus hijas atraviesan como hadas,
o destilando un invisible alcohol,
vestidas con las redes de tu sol,
cruzan como botellas alambradas.
Suave Patria: te amo no cual mito,
sino por tu verdad de pan bendito;
como a niña que asoma por la reja
con la blusa corrida hasta la oreja
y la falda bajada hasta el huesito.
Inaccesible al deshonor, floreces;
creeré en ti, mientras una mejicana
en su tápalo lleve los dobleces
de la tienda, a las seis de la mañana,
y al estrenar su lujo, quede lleno
el país, del aroma del estreno.
Como la sota moza, Patria mía,
en piso de metal, vives al día,
de milagros, como la lotería.
Tu imagen, el Palacio Nacional,
con tu misma grandeza y con tu igual
estatura de niño y de dedal.
Te dará, frente al hambre y al obús,
un higo San Felipe de Jesús.
Suave Patria, vendedora de chía:
quiero raptarte en la cuaresma opaca,
sobre un garañón, y con matraca,
y entre los tiros de la policía.
Tus entrañas no niegan un asilo
para el ave que el párvulo sepulta
en una caja de carretes de hilo,
y nuestra juventud, llorando, oculta
dentro de ti el cadáver hecho poma
de aves que hablan nuestro mismo idioma.
Si me ahogo en tus julios, a mí baja
desde el vergel de tu peinado denso
frescura de rebozo y de tinaja,
y si tirito, dejas que me arrope
en tu respiración azul de incienso
y en tus carnosos labios de rompope.
Por tu balcón de palmas bendecidas
el Domingo de Ramos, yo desfilo
lleno de sombra, porque tú trepidas.
Quieren morir tu ánima y tu estilo,
cual muriéndose van las cantadoras
que en las ferias, con el bravío pecho
empitonando la camisa, han hecho
la lujuria y el ritmo de las horas.
Patria, te doy de tu dicha la clave:
sé siempre igual, fiel a tu espejo diario;
cincuenta veces es igual el ave
taladrada en el hilo del rosario,
y es más feliz que tú, Patria suave.
Sé igual y fiel; pupilas de abandono;
sedienta voz, la trigarante faja
en tus pechugas al vapor; y un trono
a la intemperie, cual una sonaja:
la carretera alegórica de paja.
ANTE EL ALTAR DE LOS CAUDILLOS DE LA INDEPENDENCIA
LIC. MANUEL BRIOSO Y CANDIANI
México, al recordar la ardiente guerra
a que debió su sacra autonomía,
convoca a las naciones de la tierra
a convivir con ella en armonía.
Ya no es el español el hombre odiado
que provocara cólera o rencores;
es el colono, por la ley llamado,
para entregarse en paz a sus labores.
¿Qué mejor oblación en los altares
de Hidalgo, de Morelos y Guerrero,
que ofrecer nuestra mano y nuestros lares,
transformando en nativo al extranjero?
La sangre por doquier derramada
de aquella lucha, en los heroicos hechos,
de su fruto en la tierra liberada:
por eso surgen ya nuevos derechos.
México en otro tiempo campo rojo,
sin ley augusta y sin precisa norma,
que incitaba al pillaje y al despojo,
en el pueblo laborioso se transforma.
Abre los brazos al obrero honrado
y de la servidumbre lo redime
para que viva siempre emancipado
de la miseria amarga que lo oprime.
Al que la tierra con afán cultiva,
lo alienta para ser un propietario,
y su esperanza y su trabajo aviva,
liberándolo de todo victimario.
Si antes nos agobió el encomendero
con su avaricia y su crueldad odiosa,
ya no hay trabas que opriman al obrero,
ni al campesino en la heredad fructosa.
Escuelas, bibliotecas y talleres
impulsan ya al estudio o la tarea
a ignaras más no inútiles mujeres,
y al indio analfabeto de la aldea.
Tales son los presentes redentores
Traídos de la Patria a los altares
son los frutos más sanos, los mejores
de las grandes contiendas seculares.
¡Que venga hacia este suelo el que confíe
en la rica cosecha del mañana,
que ya una nueva aurora nos sonríe
en esta fértil tierra mexicana!
A LA CORREGIDORA
M. GUTIERREZ NAJER
Al viejo primate, las nubes del incienso;
Al héroe, los himnos; A Dios, el inmenso
De bosques y mares solemne rumor;
Al púgil que vence, la copa murna;
Al mártir, las palmas; y a ti –la heroína—
Las hojas de acanto y el trébol en flor.
Hay versos de oro y hay notas de plata;
Mas, busco, señora, la estrofa escarlata
Que sea toda sangre, la estrofa oriental:
Y húmedas, vivas, calientes y rojas.
A mí me entienden las trémulas hojas
Que en gráciles redes columpia el rosal.
¡Brotad, nuevas flores! ¡Surgid a la vida!
¡Despliega tus alas, gardenia entumida!
¡Botones, abríos! ¡Oh, mirtos, arded!
¡Lucid, amapolas, los ricos briales!
¡Exúberas rosas los pérsicos Chales
De sedas joyantes al aire tended!
¿Oís un murmullo que, débil, remeda
El frote friolento de cauda de seda
En mármoles tersos o limpio marfil?
¿Oís?... ¡Es la savia fecunda que asciende,
Que hincha los tallos y rompe y enciende
Los rojos capullos del príncipe Abril!
¡Oh, noble señora! La tierra te canta
El salmo de vida, y a ti se levanta
El gérmen despierto y núbil botón;
El lirio gallardo de cáliz erecto;
Y fúlgido, leve, vibrando, el insecto
Que rasca impaciente su blanda prisión!
La casta azucena, cual tímida monja,
Inciensa tus aras; la dalia se esponja
Como ave impaciente que quiere volar,
Y astuta, prendiendo se encaje a la piedra,
En corvos festones circunda la yedra,
Celosa y constante, señora, tu altar!
El chorro del agua con ímpetu rudo,
En alto su acero, brillante desnudo,
Bruñido su casco, rizado el airón,
Y el iris por banda, buscándote salta
Cual joven amante que brinca a la alta
Velada cornisa de abierto balcón.
Venid a la fronda que os brinda hospedaje
¡Oh pájaros raudos de rico plumaje;
Los nidos aguardan; venid y cantad!
Cantad a la alondra que dijo el guerrero
El alba anunciando: ¡Desnuda tu acero,
Despierta a los tuyos… Es hora…Marchad!
EL GRITO DE LA INDEPENDENCIA
GUILLERMO PRIETO
Golpes suenan en la puerta,
en la puerta del cuarto,
golpes y voces que llaman
ansiosas al Cura Hidalgo.
Se hace luz, en las estancias
se pasean los caballos,
entran Allende y Aldama,
al cuarto del viejo cura.
Y sin más rodeos y preámbulos
dicen: "estamos perdidos:
¿qué resolución tomamos?"
Oye la nueva, tranquilo,
con calma y sosiego, Hidalgo. . .
"No estamos perdidos," contesta "
aquí no queda más que ir a coger gachupines"
Mientras se ajusta las armas,
y ordena que venga un criado
para que dé chocolate,
a sus valientes aliados.
Manda llamar a los serenos,
y a su hermano don Mariano;
se encendieron unas teas,
que agitaban unos cuantos.
Las veruquientas campanas,
despiertan al vecindario;
gentes a pie y de a caballo
acuden al llamamiento.
Y en una de las ventanas,
erguido, grande, sublime;
asoma su busto, Hidalgo. . . .
Y grita: ¡Muera el mal gobierno! . . .
¡Viva nuestra Madre Santísima de Guadalupe! ¡Viva América!
¡Viva México!! Viva México! ¡Viva México!
¡Viva Allende! . . . ¡Viva Aldama! . . .
¡Viva Abasolo! ¡Viva Jiménez!
¡Viva la Corregidora de Querétaro!
Doña Josefa Ortiz de Domínguez!
¡Vivan, vivan todos los que lucharon
y murieron por la Independencia Mexicana!!
¡Viva el Padre de la Patria Mexicana
don Miguel Hidalgo y Costilla!
LA CAMPANA DE DOLORES
JOSÉ SANTOS CHOCANO
(Fragmento)
En el bronce en que fundieron la Campana,
arrojaron sus sortijas los más nobles caballeros,
que probaron luego el timbre de aquel bronce con la ufana
vibración de un golpe dado por la cruz de sus aceros;
y tan cóncavo y sonoro
bronce, rico en plata y oro,
ha gemido muchas veces en las trémulas escalas
de un revuelo de palomas que lo harían con sus alas.
Una mano,
que persigna las tinieblas y conjura
las edades con espíritu cristiano,
una mano de buen cura,
una mano religiosa,
cierta vez, sobrecogida
por un santo horror, se posa
en la cuerda atada al bronce, que, agitándose nerviosa,
correr siente las primeras pulsaciones de otra vida;
y es así como, en la noche de los siglos misteriosos,
la Campana de Dolores
rompe a veces el silencio, desde el fondo del arcano,
balanceando en las tinieblas, al compás de sus clamores,
una cuerda que se estira con el peso de una mano…
¡No! la mano del gran cura
no sacude la Campana, cuyos sones
van, en de disiparse por la anchura,
a plegarse en el refugio de los buenos corazones.
piénsase que, de repente,
vibra el Águila en su escudo;
abre el pico: la serpiente
dócilmente
se hace un nudo…
rompe el Águila su vuelo:
con las alas cubre el cielo;
y, en un rasgo de soberbia poderosa
que la nimba y engalana,
va y se posa
sobre el bronce de la épica Campana…
tiende el Águila su noble y emblemático abanico;
cuelga, luego, largamente,
la cabeza…y en el pico
coge al fin la cuerda como cogió un día la serpiente…
¡Y así, el águila es ahora
la que, en triunfo, como un símbolo viviente,
sonar hace sobre el pueblo la Campana redentora!...
Presencia de Hidalgo
Ciudadanos de México:
Vengo a contarles este día
la pagina más grande de la historia…
Vengo a cumplir con un alto deber,
con el favor de la ciudadanía
de mi alma de maestra y mujer
La Patria mexicana en su pasado,
fue el suelo ensangrentado,
y en cuencas infinitas de dolor
corrió sangre a torrentes
de bravos, de inmortales insurgentes
que a México sirvieron con valor…
En los hechos, los más sobresalientes,
del primero de todos los valientes
fue el padre Hidalgo aquel anciano,
de alma de gigante y de cabello cano
quien se sacrifico por conquistar
LA LIBERTAD
LA INDEPENDENCIA
Y LA IGUALDAD
de nuestro amado pueblo mexicano
Con su ejemplo, su amor, su decisión,
hablo una vez con su palabra mágica
en una hora trágica,
de México la más divina,
y fue inacabable noche septembrina
llena de luz, de inmarcesible gloria
que nunca…! NUNCA MORIRÁ en la HISTORIA!
Movió la clásica campana
del humilde curato de Dolores,
y…su alma sensitiva, tan humana,
en esa insólita ocasión,
afrontando infinitos sinsabores,
fue solemne en su fe, su decisión,
por darnos esta Patria mexicana.
Su grande y noble sueño realizó
con un puñado de hombres valerosos,
sufridos, resueltos y afanosos,
que sus huellas siguió.
El luminoso espíritu sencillo
del héroe…inmenso del caudillo,
se agiganta en los tiempos de la historia,
por su amor a la causa independiente
de su pueblo, al que amaba intensamente…
Por eso perpetuamos su memoria…
aquí está del gran hombre la presencia
en la estatua que miramos a diario,
barro que el pueblo lleva en la conciencia;
en cada centenario, al visionario,
para siempre sea así: Hoy y mañana
la nación mexicana
viene a cantarle ¡Gloria!
¡Gloria! le cante aquí la patria agradecida
de toda la nación,
a su heroísmo y lucha enardecida;
al sacrificio inmenso de su vida
nuestra niñez entona su mejor canción
pues para todos es perenne inspiración.
¡Niños! en este luminoso y grande día
de paz espiritual y de alegría,
luchemos por el bien de la nación;
con nuestros actos –cada instante y ocasión-
hay que imitar del héroe venerable
sus virtudes y ejemplo incomparable…
¡Cantémosle con todo el corazón,
el contenido profundo, sin igual,
las estrofas más bellas, más airosas,
solemnes, inefables, belicosas,
de nuestro hermoso Himno Nacional!
HIDALGO
JUAN DE DIOS PEZA
¡Mártir de tu conciencia! nuestra historia
bañada está en la luz de tu grandeza
el pueblo cambió en culto tu memoria,
y las canas que ornaban tu cabeza,
en hojas de laurel cambio la gloria.
Si con mundos de luz tu santo nombre
en el cielo de Méjico esta escrito que guíe a tu pueblo, y al tirano asombre;
para ser libre te basto ser hombre,
para ser inmortal te bastó un grito.
Ahora venimos a tu altar trayendo
de respeto y amor eternas flores,
tu muerte y tus martirios bendiciendo;
míranos…con en alma repitiendo
las divinas palabras de Dolores.
¡Feliz aquél a quien el mundo llame
el cantor de tu gloria, noble anciano!
¡Labio feliz el que tú nombre aclame!
¡Feliz todo el que en ti venere y ame
al Redentor del pueblo mejicano!
A HIDALGO
LUIS GARCÍA DE ARELLANO
A dónde vas ¡oh venerable anciano!
sosegado pastor, helada caña,
¿es acaso a la mísera cabaña
que el pan recibe de tu débil mano?
Voy a romper la frente del tirano,
voy a trinchar el centro de la España;
la religión sublime me acompaña;
soy el Moisés del pueblo mexicano.
Con fuego santo tu semblante brilla,
un grito da ya su señal potente.
La hueste hispana su cerviz humilla.
Era hombre, sí…murió…pero valiente.
Ínclito Hidalgo, grande sin mancilla,
luce tu nombre puro, indeficiente.
1810
JUAN DE DIOS PEZA
¡Año de luz, de triunfos y de gloria
de dolor, de martirio y sufrimiento!
¡Un siglo que condensa el pensamiento
de un pueblo que es gigante ante la Historia!
Cien años hace, obtuvo la victoria
un gesto que estremece el pensamiento,
pues fue base del alto monumento
que perdura del pueblo en la memoria.
Hidalgo, el cura humilde de Dolores
a su patria le dio nueva existencia,
oyendo de sus hijos los clamores;
su grito fue la voz de su conciencia
y a los esclavos convirtió en señores
dándoles con su voz la independencia.
1810-1910
JUAN DE DIOS PEZA
Cien años que nos dejan por herencia
para ser de la patria, amparo y norma.
Tres veneros de luz: La Independencia,
la Constitución y la Reforma.
¡Hidalgo!, ¡El pueblo!, ¡Juárez!...cuanta gloria
¡En un siglo de esfuerzo ha conquistado!
¡Son tres astros del cielo de la Historia!
¡Tres deidades que México ha adorado!
Y coronando su obra sacrosanta
con mano firme, honrada, noble y pura,
el héroe de la paz, que se levanta
de tan preclaros héroes a la altura.
La independencia fue nuestra grandeza
la libertad nuestro mayor anhelo
y la paz el tesoro de riqueza
que ha engrandecido nuestro patrio suelo.
¡Honor y gloria a tan egregios hombres!
¡ciñamos a sus frentes lauro y palma
y conservemos sus augustos nombres
con letras de oro escritas en el alma!
EN EL 16 DE SEPTIEMBRE DE 1816
J. F. L.
Sonetos
¡Heroico Hidalgo de inmortal memoria!
¡Primer caudillo de la Independencia!
(así está escrito en célica eminencia)
¿Quién podrá disputarte tanta gloria?
Gran recuerdo hace de ti la historia
al mismo tiempo que llora tu ausencia:
fuiste del patriotismo pura esencia,
y el indiano escudo de victoria,
tu voz estremeció del cruel Borbón,
el trono que ejerció su tiranía,
y colmó de gozo cuanto corazón.
De fuego patrio en México se ardía:
justa tus manes bendice la nación,
y tu nombre lo ensalza cada día.
II
¡Tres centurias sufrimos de opresión!
¡Tres siglos de dolor y de amargura!
¿Por qué tan cruel destino? ¡Oh suerte dura,
la que tocara a la infeliz nación!
Sonó la voz del inélito Campeón,
que en Iguala rompió férrea atadura,
tembló la Iberia, y su desventura
decretada la vio sin remisión.
¿Dónde está el genio que nos diera vida?
¡Ya no lo vemos Iturbide, amado…
la mano ingrata, el plomo fraticida
te despreció de nuestro lado;
pero la patria siempre agradecida,
dentro de tu corazón te ha colocado.
Octava
Mil elogios a Hidalgo le tributo,
promovedor de nuestra independencia,
mil a Iturbide que al poder absoluto
derrocar supo con firme presencia;
por ellos viste mi lecho de luto
y rindo a sus cenizas reverencia
allá en el cielo se encuentran unidos
que es mansión de patriotas distinguidos.
HIDALGO
LUPEMARÍA DE LA GARZA FERRER
Quiero cantar a Hidalgo su grandeza,
quiero cantar al venerable anciano de Dolores,
al que su anhelo mayor
fue hacer a nuestra Patria grandiosa,
y verla entre los pueblos de la tierra
respetada y venturosa.
Oh Padre de la Patria,
mi admiración a ti no tiene nombre,
pues fuiste por salvarnos el primero
con un valor que todo el que escuche asombre.
No ha de olvidar el pueblo mexicano
la lucha que iniciaste con valor ardiente,
y escucharon el Grito de Dolores
un 15 de septiembre.
No ha de olvidar aquél pueblo que oprimido
luchaba por su suerte,
que tú fuiste quien rompiera las cadenas
de esclavitud y muerte.
Debemos recordar al gran anciano
que nos diera la libertad y la gloria,
pasando a la inmortalidad
de las páginas de la historia.
Al Excmo. Sr. Presidente D. Guadalupe Victoria
Soneto
A ti la Patria ¡oh caudillo fuerte!
Del gobierno las riendas ha confiado,
Pues con Victoria espera de contado
Con victoria triunfar de infausta suerte.
Al frente quiso este día ponerte
De sus negocios, porque así premiado
Tu mérito será que fue extremado
Y con respeto vio la misma muerte.
Vive, señor, por tiempo dilatado:
Vive ¡Oh Victoria pues eternamente
Para dicha de Anáhuac y mayo, gloria
Sin la funesta oposición del hado!
Pues es preciso con Victoria al frente
Cantar en todos tiempos la victoria.
Al Excmo. Sr. vice-presidente
Soneto
Al lado de una Victoria en recompensa
De tus grandes servicios y valor
Te vemos, y la Patria con amor
Los premia pues luchaste en su defensa.
En su unión bien podrás la niebla densa
Del temor disipar y con vigor
Anonadar el bárbaro opresor
Que nuevo yugo prepararnos piensa.
Si bravo fuiste en la campaña un día
Con destreza vibrando el noble acero
Hasta triunfar al fin de la hidra fiera;
Con igual interés hoy, a fe mía,
A la Patria guiarás por el sendero
De la dicha; de un Bravo así se espera.
MANUEL ACUÑA
Sonaron las campanas de Dolores
Voz de alarma que el cielo estremecía,
Y en medio de la noche surgió el día
De augusta Libertad con los fulgores.
Temblaron de pavor los opresores
E Hidalgo audaz al porvenir veía,
Y la patria, la patria que gemía,
Vio sus espinas convertirse en flores.
¡Benditos los recuerdos venerados
De aquellos que cifraron sus desvelos
En morir por sellar la independencia;
Aquellos que vencidos, no humillados,
Encontraron el paso hasta los cielos
Teniendo por camino su conciencia!
15 DE SEPTIEMBRE
MANUEL ACUÑA
Después de aquella página sombría
en que trazó la historia los detalles
de aquel horrible día.
cuando la triste Méxitli veía
sembradas de cadáveres sus calles;
después de aquella página de duelo
por Cuauhtémoc escrita ante la historia,
cuando sintió lo inútil de su anhelo;
después de aquella página, la gloria
borrando nuestro cielo en su memoria
no volvió a aparecer en nuestro cielo.
La santa, la querida
madre de aquellos muertos, vencedores
en su misma caída,
fue hallada entre ellos, trémula y herida
por el mayor dolor de los dolores…
en su semblante pálido aún brillaba
de su llanto tristísimo una gota…
a su lado se alzaba
junto a un laurel una mecana rota…
y abandonada y sola como estaba,
vencido ya hasta el último patriota,
al ver sus ojos sin mirada y fijos,
los españoles la creyeron muerta,
y del incendio entre la llama incierta
los echaron en la tumba con sus hijos…
Y pasaron cien años y trescientos
sin que a ningún oído
llegaran los tristísimos acentos
de su apagado y lúgubre gemido:
GUERRERO
JOSE ROSAS MORENO
En los montes del Sur, Guerrero un día
alzando al cielo la serena frente,
animaba al ejército insurgente
y al combate otra vez lo conducía.
Su padre, en tanto, con tenaz porfía,
lo estrechaban en sus brazos tiernamente
y en el delirio de su amor ardiente
sollozando a sus plantas le decía:
Ten piedad de mi vida desgraciada;
vengo en nombre del rey, tu dicha quiero;
poderoso te hará; dame tu espada.
¡Jamás!, llorando respondió Guerrero;
Tu vos es, padre, para mí sagrada,
más la voz de mi patria es lo primero!
HIDALGO Y MORELOS
AMADO NERVO
¡Hidalgo y Morelos, palabras radiosas!
Pregunta esos nombres al monte y al plano
a cielos y a mares, a todas las cosas,
y así te dirán:
El monte de nieve y eternos basaltos
que siglos y siglos sus crestas irguió:
“Morelos, Hidalgo”, dirá, son más altos,
más altos que yo!
El sol, alma fuente de vivos destellos,
Imán de los mundos que el Padre creó:
“¡Hidalgo, Morelos!” dirá “¡son más bellos,
más bellos que yo!”
Y fuentes y prados y valles y cielos,
cantando los nombres de luz de los dos,
dirán con miles voces: “¡Hidalgo, Morelos,
bendígalos Dios!”
LA SUAVE PATRIA
RAMON LOPEZ VELARDE
PROEMIO
Yo que sólo canté de la exquisita
partitura del íntimo decoro,
alzo hoy la voz a la mitad del foro
a la manera del tenor que imita
la gutural modulación del bajo
para cortar a la epopeya un gajo.
Navegaré por las olas civiles
con remos que no pesan, porque van
como los brazos del correo chuan
que remaba la Mancha con fusiles.
Diré con una épica sordina:
la Patria es impecable y diamantina.
Suave Patria: permite que te envuelva
en la más honda música de selva
con que me modelaste por entero
al golpe cadencioso de las hachas,
entre risas y gritos de muchachas
y pájaros de oficio carpintero.
PRIMER ACTO
Patria: tu superficie es el maíz,
tus minas el palacio del Rey de Oros,
y tu cielo, las garzas en desliz
y el relámpago verde de los loros.
El Niño Dios te escrituró un establo
y los veneros del petróleo el diablo.
Sobre tu Capital, cada hora vuela
ojerosa y pintada, en carretela;
y en tu provincia, del reloj en vela
que rondan los palomos colipavos,
las campanadas caen como centavos.
Patria: tu mutilado territorio
se viste de percal y de abalorio.
Suave Patria: tu casa todavía
es tan grande, que el tren va por la vía
como aguinaldo de juguetería.
Y en el barullo de las estaciones,
con tu mirada de mestiza, pones
la inmensidad sobre los corazones.
¿Quién, en la noche que asusta a la rana,
no miró, antes de saber del vicio,
del brazo de su novia, la galana
pólvora de los juegos de artificio?
Suave Patria: en tu tórrido festín
luces policromías de delfín,
y con tu pelo rubio se desposa
el alma, equilibrista chuparrosa,
y a tus dos trenzas de tabaco sabe
ofrendar aguamiel toda mi briosa
raza de bailadores de jarabe.
Tu barro suena a plata, y en tu puño
su sonora miseria es alcancía;
y por las madrugadas del terruño,
en calles como espejos se vacía
el santo olor de la panadería.
Cuando nacemos, nos regalas notas,
después, un paraíso de compotas,
y luego te regalas toda entera
suave Patria, alacena y pajarera.
Al triste y al feliz dices que sí,
que en tu lengua de amor prueben de ti
la picadura del ajonjolí.
¡Y tu cielo nupcial, que cuando truena
de deleites frenéticos nos llena!
Trueno de nuestras nubes, que nos baña
de locura, enloquece a la montaña,
requiebra a la mujer, sana al lunático,
incorpora a los muertos, pide el Viático,
y al fin derrumba las madererías
de Dios, sobre las tierras labrantías.
Trueno del temporal: oigo en tus quejas
crujir los esqueletos en parejas,
oigo lo que se fue, lo que aún no toco
y la hora actual con su vientre de coco.
Y oigo en el brinco de tu ida y venida,
oh trueno, la ruleta de mi vida.
INTERMEDIO
(Cuauhtémoc)
Joven abuelo: escúchame loarte,
único héroe a la altura del arte.
Anacrónicamente, absurdamente,
a tu nopal inclínase el rosal;
al idioma del blanco, tú lo imantas
y es surtidor de católica fuente
que de responsos llena el victorial
zócalo de cenizas de tus plantas.
No como a César el rubor patricio
te cubre el rostro en medio del suplicio;
tu cabeza desnuda se nos queda,
hemisféricamente de moneda.
Moneda espiritual en que se fragua
todo lo que sufriste: la piragua
prisionera , al azoro de tus crías,
el sollozar de tus mitologías,
la Malinche, los ídolos a nado,
y por encima, haberte desatado
del pecho curvo de la emperatriz
como del pecho de una codorniz.
SEGUNDO ACTO
Suave Patria: tú vales por el río
de las virtudes de tu mujerío.
Tus hijas atraviesan como hadas,
o destilando un invisible alcohol,
vestidas con las redes de tu sol,
cruzan como botellas alambradas.
Suave Patria: te amo no cual mito,
sino por tu verdad de pan bendito;
como a niña que asoma por la reja
con la blusa corrida hasta la oreja
y la falda bajada hasta el huesito.
Inaccesible al deshonor, floreces;
creeré en ti, mientras una mejicana
en su tápalo lleve los dobleces
de la tienda, a las seis de la mañana,
y al estrenar su lujo, quede lleno
el país, del aroma del estreno.
Como la sota moza, Patria mía,
en piso de metal, vives al día,
de milagros, como la lotería.
Tu imagen, el Palacio Nacional,
con tu misma grandeza y con tu igual
estatura de niño y de dedal.
Te dará, frente al hambre y al obús,
un higo San Felipe de Jesús.
Suave Patria, vendedora de chía:
quiero raptarte en la cuaresma opaca,
sobre un garañón, y con matraca,
y entre los tiros de la policía.
Tus entrañas no niegan un asilo
para el ave que el párvulo sepulta
en una caja de carretes de hilo,
y nuestra juventud, llorando, oculta
dentro de ti el cadáver hecho poma
de aves que hablan nuestro mismo idioma.
Si me ahogo en tus julios, a mí baja
desde el vergel de tu peinado denso
frescura de rebozo y de tinaja,
y si tirito, dejas que me arrope
en tu respiración azul de incienso
y en tus carnosos labios de rompope.
Por tu balcón de palmas bendecidas
el Domingo de Ramos, yo desfilo
lleno de sombra, porque tú trepidas.
Quieren morir tu ánima y tu estilo,
cual muriéndose van las cantadoras
que en las ferias, con el bravío pecho
empitonando la camisa, han hecho
la lujuria y el ritmo de las horas.
Patria, te doy de tu dicha la clave:
sé siempre igual, fiel a tu espejo diario;
cincuenta veces es igual el ave
taladrada en el hilo del rosario,
y es más feliz que tú, Patria suave.
Sé igual y fiel; pupilas de abandono;
sedienta voz, la trigarante faja
en tus pechugas al vapor; y un trono
a la intemperie, cual una sonaja:
la carretera alegórica de paja.
ANTE EL ALTAR DE LOS CAUDILLOS DE LA INDEPENDENCIA
LIC. MANUEL BRIOSO Y CANDIANI
México, al recordar la ardiente guerra
a que debió su sacra autonomía,
convoca a las naciones de la tierra
a convivir con ella en armonía.
Ya no es el español el hombre odiado
que provocara cólera o rencores;
es el colono, por la ley llamado,
para entregarse en paz a sus labores.
¿Qué mejor oblación en los altares
de Hidalgo, de Morelos y Guerrero,
que ofrecer nuestra mano y nuestros lares,
transformando en nativo al extranjero?
La sangre por doquier derramada
de aquella lucha, en los heroicos hechos,
de su fruto en la tierra liberada:
por eso surgen ya nuevos derechos.
México en otro tiempo campo rojo,
sin ley augusta y sin precisa norma,
que incitaba al pillaje y al despojo,
en el pueblo laborioso se transforma.
Abre los brazos al obrero honrado
y de la servidumbre lo redime
para que viva siempre emancipado
de la miseria amarga que lo oprime.
Al que la tierra con afán cultiva,
lo alienta para ser un propietario,
y su esperanza y su trabajo aviva,
liberándolo de todo victimario.
Si antes nos agobió el encomendero
con su avaricia y su crueldad odiosa,
ya no hay trabas que opriman al obrero,
ni al campesino en la heredad fructosa.
Escuelas, bibliotecas y talleres
impulsan ya al estudio o la tarea
a ignaras más no inútiles mujeres,
y al indio analfabeto de la aldea.
Tales son los presentes redentores
Traídos de la Patria a los altares
son los frutos más sanos, los mejores
de las grandes contiendas seculares.
¡Que venga hacia este suelo el que confíe
en la rica cosecha del mañana,
que ya una nueva aurora nos sonríe
en esta fértil tierra mexicana!
A LA CORREGIDORA
M. GUTIERREZ NAJER
Al viejo primate, las nubes del incienso;
Al héroe, los himnos; A Dios, el inmenso
De bosques y mares solemne rumor;
Al púgil que vence, la copa murna;
Al mártir, las palmas; y a ti –la heroína—
Las hojas de acanto y el trébol en flor.
Hay versos de oro y hay notas de plata;
Mas, busco, señora, la estrofa escarlata
Que sea toda sangre, la estrofa oriental:
Y húmedas, vivas, calientes y rojas.
A mí me entienden las trémulas hojas
Que en gráciles redes columpia el rosal.
¡Brotad, nuevas flores! ¡Surgid a la vida!
¡Despliega tus alas, gardenia entumida!
¡Botones, abríos! ¡Oh, mirtos, arded!
¡Lucid, amapolas, los ricos briales!
¡Exúberas rosas los pérsicos Chales
De sedas joyantes al aire tended!
¿Oís un murmullo que, débil, remeda
El frote friolento de cauda de seda
En mármoles tersos o limpio marfil?
¿Oís?... ¡Es la savia fecunda que asciende,
Que hincha los tallos y rompe y enciende
Los rojos capullos del príncipe Abril!
¡Oh, noble señora! La tierra te canta
El salmo de vida, y a ti se levanta
El gérmen despierto y núbil botón;
El lirio gallardo de cáliz erecto;
Y fúlgido, leve, vibrando, el insecto
Que rasca impaciente su blanda prisión!
La casta azucena, cual tímida monja,
Inciensa tus aras; la dalia se esponja
Como ave impaciente que quiere volar,
Y astuta, prendiendo se encaje a la piedra,
En corvos festones circunda la yedra,
Celosa y constante, señora, tu altar!
El chorro del agua con ímpetu rudo,
En alto su acero, brillante desnudo,
Bruñido su casco, rizado el airón,
Y el iris por banda, buscándote salta
Cual joven amante que brinca a la alta
Velada cornisa de abierto balcón.
Venid a la fronda que os brinda hospedaje
¡Oh pájaros raudos de rico plumaje;
Los nidos aguardan; venid y cantad!
Cantad a la alondra que dijo el guerrero
El alba anunciando: ¡Desnuda tu acero,
Despierta a los tuyos… Es hora…Marchad!
EL GRITO DE LA INDEPENDENCIA
GUILLERMO PRIETO
Golpes suenan en la puerta,
en la puerta del cuarto,
golpes y voces que llaman
ansiosas al Cura Hidalgo.
Se hace luz, en las estancias
se pasean los caballos,
entran Allende y Aldama,
al cuarto del viejo cura.
Y sin más rodeos y preámbulos
dicen: "estamos perdidos:
¿qué resolución tomamos?"
Oye la nueva, tranquilo,
con calma y sosiego, Hidalgo. . .
"No estamos perdidos," contesta "
aquí no queda más que ir a coger gachupines"
Mientras se ajusta las armas,
y ordena que venga un criado
para que dé chocolate,
a sus valientes aliados.
Manda llamar a los serenos,
y a su hermano don Mariano;
se encendieron unas teas,
que agitaban unos cuantos.
Las veruquientas campanas,
despiertan al vecindario;
gentes a pie y de a caballo
acuden al llamamiento.
Y en una de las ventanas,
erguido, grande, sublime;
asoma su busto, Hidalgo. . . .
Y grita: ¡Muera el mal gobierno! . . .
¡Viva nuestra Madre Santísima de Guadalupe! ¡Viva América!
¡Viva México!! Viva México! ¡Viva México!
¡Viva Allende! . . . ¡Viva Aldama! . . .
¡Viva Abasolo! ¡Viva Jiménez!
¡Viva la Corregidora de Querétaro!
Doña Josefa Ortiz de Domínguez!
¡Vivan, vivan todos los que lucharon
y murieron por la Independencia Mexicana!!
¡Viva el Padre de la Patria Mexicana
don Miguel Hidalgo y Costilla!
LA CAMPANA DE DOLORES
JOSÉ SANTOS CHOCANO
(Fragmento)
En el bronce en que fundieron la Campana,
arrojaron sus sortijas los más nobles caballeros,
que probaron luego el timbre de aquel bronce con la ufana
vibración de un golpe dado por la cruz de sus aceros;
y tan cóncavo y sonoro
bronce, rico en plata y oro,
ha gemido muchas veces en las trémulas escalas
de un revuelo de palomas que lo harían con sus alas.
Una mano,
que persigna las tinieblas y conjura
las edades con espíritu cristiano,
una mano de buen cura,
una mano religiosa,
cierta vez, sobrecogida
por un santo horror, se posa
en la cuerda atada al bronce, que, agitándose nerviosa,
correr siente las primeras pulsaciones de otra vida;
y es así como, en la noche de los siglos misteriosos,
la Campana de Dolores
rompe a veces el silencio, desde el fondo del arcano,
balanceando en las tinieblas, al compás de sus clamores,
una cuerda que se estira con el peso de una mano…
¡No! la mano del gran cura
no sacude la Campana, cuyos sones
van, en de disiparse por la anchura,
a plegarse en el refugio de los buenos corazones.
piénsase que, de repente,
vibra el Águila en su escudo;
abre el pico: la serpiente
dócilmente
se hace un nudo…
rompe el Águila su vuelo:
con las alas cubre el cielo;
y, en un rasgo de soberbia poderosa
que la nimba y engalana,
va y se posa
sobre el bronce de la épica Campana…
tiende el Águila su noble y emblemático abanico;
cuelga, luego, largamente,
la cabeza…y en el pico
coge al fin la cuerda como cogió un día la serpiente…
¡Y así, el águila es ahora
la que, en triunfo, como un símbolo viviente,
sonar hace sobre el pueblo la Campana redentora!...
Presencia de Hidalgo
Ciudadanos de México:
Vengo a contarles este día
la pagina más grande de la historia…
Vengo a cumplir con un alto deber,
con el favor de la ciudadanía
de mi alma de maestra y mujer
La Patria mexicana en su pasado,
fue el suelo ensangrentado,
y en cuencas infinitas de dolor
corrió sangre a torrentes
de bravos, de inmortales insurgentes
que a México sirvieron con valor…
En los hechos, los más sobresalientes,
del primero de todos los valientes
fue el padre Hidalgo aquel anciano,
de alma de gigante y de cabello cano
quien se sacrifico por conquistar
LA LIBERTAD
LA INDEPENDENCIA
Y LA IGUALDAD
de nuestro amado pueblo mexicano
Con su ejemplo, su amor, su decisión,
hablo una vez con su palabra mágica
en una hora trágica,
de México la más divina,
y fue inacabable noche septembrina
llena de luz, de inmarcesible gloria
que nunca…! NUNCA MORIRÁ en la HISTORIA!
Movió la clásica campana
del humilde curato de Dolores,
y…su alma sensitiva, tan humana,
en esa insólita ocasión,
afrontando infinitos sinsabores,
fue solemne en su fe, su decisión,
por darnos esta Patria mexicana.
Su grande y noble sueño realizó
con un puñado de hombres valerosos,
sufridos, resueltos y afanosos,
que sus huellas siguió.
El luminoso espíritu sencillo
del héroe…inmenso del caudillo,
se agiganta en los tiempos de la historia,
por su amor a la causa independiente
de su pueblo, al que amaba intensamente…
Por eso perpetuamos su memoria…
aquí está del gran hombre la presencia
en la estatua que miramos a diario,
barro que el pueblo lleva en la conciencia;
en cada centenario, al visionario,
para siempre sea así: Hoy y mañana
la nación mexicana
viene a cantarle ¡Gloria!
¡Gloria! le cante aquí la patria agradecida
de toda la nación,
a su heroísmo y lucha enardecida;
al sacrificio inmenso de su vida
nuestra niñez entona su mejor canción
pues para todos es perenne inspiración.
¡Niños! en este luminoso y grande día
de paz espiritual y de alegría,
luchemos por el bien de la nación;
con nuestros actos –cada instante y ocasión-
hay que imitar del héroe venerable
sus virtudes y ejemplo incomparable…
¡Cantémosle con todo el corazón,
el contenido profundo, sin igual,
las estrofas más bellas, más airosas,
solemnes, inefables, belicosas,
de nuestro hermoso Himno Nacional!
HIDALGO
JUAN DE DIOS PEZA
¡Mártir de tu conciencia! nuestra historia
bañada está en la luz de tu grandeza
el pueblo cambió en culto tu memoria,
y las canas que ornaban tu cabeza,
en hojas de laurel cambio la gloria.
Si con mundos de luz tu santo nombre
en el cielo de Méjico esta escrito que guíe a tu pueblo, y al tirano asombre;
para ser libre te basto ser hombre,
para ser inmortal te bastó un grito.
Ahora venimos a tu altar trayendo
de respeto y amor eternas flores,
tu muerte y tus martirios bendiciendo;
míranos…con en alma repitiendo
las divinas palabras de Dolores.
¡Feliz aquél a quien el mundo llame
el cantor de tu gloria, noble anciano!
¡Labio feliz el que tú nombre aclame!
¡Feliz todo el que en ti venere y ame
al Redentor del pueblo mejicano!
A HIDALGO
LUIS GARCÍA DE ARELLANO
A dónde vas ¡oh venerable anciano!
sosegado pastor, helada caña,
¿es acaso a la mísera cabaña
que el pan recibe de tu débil mano?
Voy a romper la frente del tirano,
voy a trinchar el centro de la España;
la religión sublime me acompaña;
soy el Moisés del pueblo mexicano.
Con fuego santo tu semblante brilla,
un grito da ya su señal potente.
La hueste hispana su cerviz humilla.
Era hombre, sí…murió…pero valiente.
Ínclito Hidalgo, grande sin mancilla,
luce tu nombre puro, indeficiente.
1810
JUAN DE DIOS PEZA
¡Año de luz, de triunfos y de gloria
de dolor, de martirio y sufrimiento!
¡Un siglo que condensa el pensamiento
de un pueblo que es gigante ante la Historia!
Cien años hace, obtuvo la victoria
un gesto que estremece el pensamiento,
pues fue base del alto monumento
que perdura del pueblo en la memoria.
Hidalgo, el cura humilde de Dolores
a su patria le dio nueva existencia,
oyendo de sus hijos los clamores;
su grito fue la voz de su conciencia
y a los esclavos convirtió en señores
dándoles con su voz la independencia.
1810-1910
JUAN DE DIOS PEZA
Cien años que nos dejan por herencia
para ser de la patria, amparo y norma.
Tres veneros de luz: La Independencia,
la Constitución y la Reforma.
¡Hidalgo!, ¡El pueblo!, ¡Juárez!...cuanta gloria
¡En un siglo de esfuerzo ha conquistado!
¡Son tres astros del cielo de la Historia!
¡Tres deidades que México ha adorado!
Y coronando su obra sacrosanta
con mano firme, honrada, noble y pura,
el héroe de la paz, que se levanta
de tan preclaros héroes a la altura.
La independencia fue nuestra grandeza
la libertad nuestro mayor anhelo
y la paz el tesoro de riqueza
que ha engrandecido nuestro patrio suelo.
¡Honor y gloria a tan egregios hombres!
¡ciñamos a sus frentes lauro y palma
y conservemos sus augustos nombres
con letras de oro escritas en el alma!
EN EL 16 DE SEPTIEMBRE DE 1816
J. F. L.
Sonetos
¡Heroico Hidalgo de inmortal memoria!
¡Primer caudillo de la Independencia!
(así está escrito en célica eminencia)
¿Quién podrá disputarte tanta gloria?
Gran recuerdo hace de ti la historia
al mismo tiempo que llora tu ausencia:
fuiste del patriotismo pura esencia,
y el indiano escudo de victoria,
tu voz estremeció del cruel Borbón,
el trono que ejerció su tiranía,
y colmó de gozo cuanto corazón.
De fuego patrio en México se ardía:
justa tus manes bendice la nación,
y tu nombre lo ensalza cada día.
II
¡Tres centurias sufrimos de opresión!
¡Tres siglos de dolor y de amargura!
¿Por qué tan cruel destino? ¡Oh suerte dura,
la que tocara a la infeliz nación!
Sonó la voz del inélito Campeón,
que en Iguala rompió férrea atadura,
tembló la Iberia, y su desventura
decretada la vio sin remisión.
¿Dónde está el genio que nos diera vida?
¡Ya no lo vemos Iturbide, amado…
la mano ingrata, el plomo fraticida
te despreció de nuestro lado;
pero la patria siempre agradecida,
dentro de tu corazón te ha colocado.
Octava
Mil elogios a Hidalgo le tributo,
promovedor de nuestra independencia,
mil a Iturbide que al poder absoluto
derrocar supo con firme presencia;
por ellos viste mi lecho de luto
y rindo a sus cenizas reverencia
allá en el cielo se encuentran unidos
que es mansión de patriotas distinguidos.
HIDALGO
LUPEMARÍA DE LA GARZA FERRER
Quiero cantar a Hidalgo su grandeza,
quiero cantar al venerable anciano de Dolores,
al que su anhelo mayor
fue hacer a nuestra Patria grandiosa,
y verla entre los pueblos de la tierra
respetada y venturosa.
Oh Padre de la Patria,
mi admiración a ti no tiene nombre,
pues fuiste por salvarnos el primero
con un valor que todo el que escuche asombre.
No ha de olvidar el pueblo mexicano
la lucha que iniciaste con valor ardiente,
y escucharon el Grito de Dolores
un 15 de septiembre.
No ha de olvidar aquél pueblo que oprimido
luchaba por su suerte,
que tú fuiste quien rompiera las cadenas
de esclavitud y muerte.
Debemos recordar al gran anciano
que nos diera la libertad y la gloria,
pasando a la inmortalidad
de las páginas de la historia.
Al Excmo. Sr. Presidente D. Guadalupe Victoria
Soneto
A ti la Patria ¡oh caudillo fuerte!
Del gobierno las riendas ha confiado,
Pues con Victoria espera de contado
Con victoria triunfar de infausta suerte.
Al frente quiso este día ponerte
De sus negocios, porque así premiado
Tu mérito será que fue extremado
Y con respeto vio la misma muerte.
Vive, señor, por tiempo dilatado:
Vive ¡Oh Victoria pues eternamente
Para dicha de Anáhuac y mayo, gloria
Sin la funesta oposición del hado!
Pues es preciso con Victoria al frente
Cantar en todos tiempos la victoria.
Al Excmo. Sr. vice-presidente
Soneto
Al lado de una Victoria en recompensa
De tus grandes servicios y valor
Te vemos, y la Patria con amor
Los premia pues luchaste en su defensa.
En su unión bien podrás la niebla densa
Del temor disipar y con vigor
Anonadar el bárbaro opresor
Que nuevo yugo prepararnos piensa.
Si bravo fuiste en la campaña un día
Con destreza vibrando el noble acero
Hasta triunfar al fin de la hidra fiera;
Con igual interés hoy, a fe mía,
A la Patria guiarás por el sendero
De la dicha; de un Bravo así se espera.
jueves, 13 de junio de 2013
martes, 28 de mayo de 2013
Canción del Día de la Marina 1 de Junio
CANCIÓN
LOS INFANTES DE MARINA
Aquí van, aquí van los infantes,
De su tropa su alegre canción.
Aquí van, aquí van los muchachos
En su marcha de hermoso compás.
Es el grito de victoria
Que resuena al estallar
De los pechos varoniles
Que tu gloria ha de contar
Si la patria necesita
Defender su paredón
Avancemos decididos
Y ataquemos con rigor
Adelante compañeros
La victoria esta al llegar
El infante de marina
Por sus armas logrará
viernes, 3 de mayo de 2013
Poesía al día del albañil
Albañiles de la Vida
Alejandro José Díaz Valero
Albañil que trabajas sin prisa
levantando tantas paredes,
con cemento fresco la vida frisas
y así lo haces cada vez que puedes.
Buscas la perfección en el nivel
evitando molestas inclinaciones
con pala, martillo y cincel
cumples feliz tus obligaciones.
Levantas desde la propia fundación
edificaciones que se alzan al cielo
exponiendo tu vida en cada ocasión
subido al andamio de tus sueños.
Albañil que vives construyendo
para ti la vida tiene más valor
hiciste los nidos donde están viviendo
aquellos que compraron tu sudor.
Te he visto señor albañil
montado en tu andamio magistral
pintando el cielo de color añil
y salpicando nubes con cemento y cal.
Tus manos fieles y hacendosas
levantan paredes y hacen pisos
por eso están ásperas y callosas
haciendo del hogar un paraíso.
Te he visto amigo albañil
pegando uno a uno tus ladrillos,
uniendo penas a tu sufrir
como cadena de eterno castigo.
Yo aplaudo el noble oficio
que acompaña tu don de servir,
son innumerables los sacrificios
que sufres con tu vida de albañil.
Solo te pido por lo que más quieras
que construyas con piedras y cabillas
un mundo hecho a tu manera
donde puedas vivir con tu familia.
Que las bases sólidas de tu esfuerzo
dejado en cada construcción,
tengan la resistencia del concreto
para llevar alegría a tu corazón.
Autor: Alejandro José Diaz Valero
martes, 9 de abril de 2013
Obras de teatro el día de las madres
Escena I
JUANA: (Entra a escena, barre, baila el Harlem Shake y bebe de una botella de tequila)
DON PEDRO: (Entra a escena. ) Mmmm... ¿Con qué esas tenemos, eh?
JUANA: (Sobre saltada. ) Este... Verá usted... Nunca lo hago, pero...
DON PEDRO: Procura que esto no se vuelva a repetir. ¿Entendiste?
JUANA: Si, patrón. ¿No lo volveré hacer?
DON PEDRO: Ahora llama a la niña y dile que quiero hablar con ella.
JUANA: Si, patrón. (gritando) ¡Niña el papá suyo de usté, quiere hablar con usted! (Sale de escena.)
DON PEDRO: Para eso mejor yo le grito.
Escena II
LUZ MARÍA: (Entra a escena. ) Me dijo Juana que quieres hablar conmigo... ¿Es cierto papá?
DON PEDRO: Así es mija... ¿Te acuerdas de la mula de...?
LUZ MARÍA: Hay papá, ¡Ya vas a empezar con tus indirectas!
DON PEDRO: No mija. Lo que quiero decir, es que la mula que te regaló tu padrino, he decidido venderla.
LUZ MARÍA: ¿Pero por qué?
DON PEDRO: Porque ya está muy vieja y ya no sirve para nada. Además, ya puse un anuncio en el periódico y no habrá de faltar un tonto que quiera comprarla.
LUZ MARÍA: Está bien papá, que le vamos a hacer.
DON PERDO: Voy a salir ahorita, tengo que comprar una purga para la mula, se ha puesto un poco mala, y no quiero que se me muera antes de venderla. ¡Ah! Si viene algún comprador, le dices que no tardo, que si gusta esperarme o que vuelva más tarde. (Sale de escena.)
LUZ MARÍA: Muy bien papá. ¡Juana!... ¡Juana!
Escena III
JUANA: (Entra a escena. ) Diga usté mi niña.
LUZ MARÍA: Mientras limpias bien el polvo, vas a estar pendiente por si alguien viene a preguntar por la mula, le dices que mi papá no está, que vuelva más tarde.
JUANA: Muy bien niña, pierda usté cuidado, yo voy a estar pendiente.
¿Qué se train estos con la mula..? ¡Tanto que la han hecho trabajar, ya deberían jubilarla!... Aquí a todos nos hacen trabajar muy duro... Lo bueno que yo me tomo mis descansitos... ¡Que si no!... (Bebe de la botella. Tocan a la puerta. ) De seguro el que toca, es el que viene por la mula, ¡Voy!
EscenaIV
ANTONIO: (Entra a escena.) ¡Buenas tardes!... ¿Esta es la casa de Don Peter?
JUANA: ¿De quén?
ANTONIO: De Don Pedro.
JUANA: ¡Ah! , si señor, pero ahorita no está... Si gusta venir más al rato.
ANTONIO: ¿Puedes hablarle a la...?
LUZ MARIA: No señor, yo no hablo con mulas.
ANTONIO: ¿Mulas? ¿Cuales mulas?... Yo quiero hablar con la señorita.
JUANA: Pus señorita, señorita, lo que se llama señorita... Ahorita le hablo. Oye tu niña... Aquí te busca un catrín que está... ¡Bien gacho! (Sale corriendo de escena.)
EscenaV
LUZ MARÍA: (Entrando a escena.) ¡Antonio!...
ANTONIO: ¡Luz María!
(música romántica)(se abrazan)
LUZ MARÍA: ¿Cundo llegaste?
ANTONIO: Hoy en la mañana. No quise avisarte para darte una sorpresa.
LUZ MARÍA: Me decías en tu última carta que no tenías dinero para venir a verme.
ANTONIO: Bueno... Es que ahora ya conseguí trabajo y me dieron un adelanto de mi sueldo.
LUZ MARÍA: ¡Que feliz me haces! Eso quiere decir que...
ANTONIO: Que ya no me faltará trabajo, ni dinero. ¡Mi carrera empieza a dar sus frutos!
LUZ MARÍA: Lastima que mi padre no esté ahorita, para presentártelo y darle la noticia.
ANTONIO: ¿Y volverá pronto tu papá?
LUZ MARÍA: Tal vez, ¿Por qué?
ANTONIO: Es que vengo dispuesto a hablar con él... ¡Voy a pedir tu mano!
LUZ MARÍA: ¡Al fin te has decidido!
ANTONIO: ¡Quiero que nos casemos pronto, para irnos a vivir a la capital!
LUZ MARÍA: Si Antonio, pero antes déjame hablar con mi papá, para que no lo tomes por sorpresa. ¿Quieres volver más tarde?
ANTONIO: (Con ternura) Sí... ¡Cómo tu quieras!
LUZ MARÍA: (Saliendo de escena y suspirando, ella le manda un beso)
EscenaVI
PÁNFILO: (Observa la botella y las tres copas que está en la mesita)
JUANA: (Entra a escena) ¿Quién es usté?...
PÁNFILO: No me robé nada...
JUANA: Pos nomás porque llegué a tiempo.
PÁNFILO: Soy gente honrada.
JUANA: ¿Quién sabe?
PÁNFILO: Vide la puerta abierta y entré.
JUANA: ¿Qué es lo que quere?
PÁNFILO: Quiero saber en cuanto venden la mula... Sin ofender a nadien.
JUANA: (Molesta) Si se mira en un espejo, a lo mejor se ofende solo... En cuanto a la mula, mi patrón no está ahorita... Si gusta volver más tarde...
PÁNFIILO: (Meloso) ¿Oiga... Usted aquí trabaja?
JUANA: Sí... ¿Por qué?
PÁNFILO: No, por nada... ¿Y qué hace?
JUANA: Pos... Lavo la ropa, hago la comida... Y muchas cosas más.
PÁNFILO: ¿Y cómo se llama?
JUANA: ¡Pus criada!
PÁNFILO: No, usté...
JUANA: (Coqueta) ¿Yo?... Pus me llamo... Juana María Concepción Trinidad González...
PÁNFILO: ¿Nomás?...
JUANA: Sí... Nomás... Y usté, ¿Cómo se llama?
PÁNFILO: Yo me llamo, este... Pos mi nombre está rete feo.
JUANA: No importa, dígame cómo se llama.
PÁNFILO: Me da harta vergüenza decir mi nombre.
JUANA: ¡Cómo se llama por fin!
PÁNFILO: Pos yo me llamo, ¡Pánfilo Pascual!... ¿Verdá que está rete feo?
JUANA: ¡No que va!...
PÁNFILO: Oiga... ¿Y tiene novio?
JUANA: Pa’qué quere saberlo.
PÁNFILO: Pos yo decía... Si no tiene novio, a lo mejor me ahorro la mercada de la mula... Pos para qué quiero a las dos.
JUANA: (Enojada lo corre a escobazos) ¡Grosero! , lárguese indio ladino. Vuelva cuando esté mi patrón. (Bebe de la botella y en ese momento entra Don Pedro)
EscenaVII
DON PEDRO: (Entra a escena mostrando la botella de la purga. ) No pude encontrar purga pa’mulas, pero encontré una pa’caballos... ¡Es más rápida!... ¿Vino alguien a preguntar por mí?
JUANA: Sí, patrón. Vinieron a preguntar por la mula de usté. Pero le dije que volviera más tarde.
DON PEDRO: ¡Que bueno! Esperaré pa’ver si logro vender por fin esa mula...
(Tocan a la puerta)
JUANA: Pos no tiene que esperar mucho patrón, porque de seguro el que toca es el que viene por ella. ¡Voy!
DON PEDRO: No, deja. Yo abro... Tú ve a hacer las cosas propias de tu sexo.
JUANA: ¡Hay! Patrón. Esas cosa no se hacen en la cocina. (Sale de escena)
Escena VIII
ANTONIO: ¡Buenas tardes!...
DON PEDRO: Adelante amigo, esta es su casa.
ANTONIO: Gracias... Gracias...
DON PEDRO: Pásele hombre, ¡Estamos en confianza!
ANTONIO: Tal vez ya le informaron el motivo de mi visita.
DON PEDRO: En efecto, así es. Hace un momento me dijeron que usted vino temprano, cuando yo me encontraba comprando unas medicinas para ella...
ANTONIO: ¿Cómo? ¿Acaso se encuentra enferma?
DON PEDRO: No se alarme, amigo. Está un poco delicada, pero no es nada grave... Estos días así se pone, algo peligrosa.
ANTONIO: ¿Peligrosa?... ¡No entiendo!
DON PEDRO: Si, hombre. Que desconoce a uno y le da por tirar pataditas.
ANTONIO: ¿Patadas?... ¡Ha dicho usted, ¿Patadas?!
DON PEDRO: Es muy natural en ella. Además, es bueno que usted lo sepa. Puesto que se va a quedar con ella... ¿No es así?
ANTINIO: Este... ¡Sí, claro... Sí!
DON PEDRO: Pues bien... Tiene que llevarla a pasear al campo, darle de comer alfalfa fresca y avena.
ANTONIO: ¿Alfalfa?... ¿Avena?... ¿Pero está usted loco?
DON PEDRO: ¿Por qué voy a estarlo? Es lo que siempre ha comido. Y si quiere conservarla en buenas condiciones, tendrá que seguir mis instrucciones.
ANTONIO: ¿Pero, eso no es posible? ¿Cómo puede ella comer eso que usted dice?
DON PEDRO: Pues sí, mi amigo... Además, le recomiendo que por lo pronto no la cargue mucho, está un poco débil; me la pidió prestada el sargento del cuartel y se puso a prestársela a todo el regimiento, y me la trajo cansadísima, y con fiebre... ¡Imagínese, usted! Además, le salió un grano en la cola y el sargento no se lo pudo curar, por eso se le llenó de pus.
ANTONIO: (Iracundo) ¡Esto es el colmo! Ya no aguanto más.! Yo no quiero nada con ella! Doy por terminado el compromiso. ¡Adios!... (Sale de escena)
Escena IX
DON PEDRO: ¡Bah!... No sé que le pasó a este tipo... ¡En fin, ya caerá otro!
LUZ MARÍA: (Entrando a escena) Papá, me pareció que hablabas con alguien.
DON PEDRO: Si, mija, era uno que quería comprar la mula, de repente se puso medio raro y se fue.
LUZ MARÍA: ¡Lo siento mucho!... Oye, papá, te voy a decir una cosa.
DON PEDRO: Soy todo oídos, mija.
LUZ MARÍA: Desde hace tiempo tengo relaciones amorosas con un muchacho, pero por carta.
DON PEDRO: ¡Ah, pillina! ¿Con que ya tienes novio? Y por qué no me lo avías dicho antes.
LUZ MARÍA: Es que no tenía trabajo y me daba vergüenza confesártelo, pero ya su situación se compuso un poco; ya tiene trabajo de planta y ha venido a verme.
DON PEDRO: Me alegro, eso quiere decir que es un muchacho que sabe abrirse paso en la vida... ¡Igualito que yo!
LUZ MARÍA: Sabes papá, mi novio ya quiere que nos casemos y va a venir para hablar contigo, y pedirte mi mano.
DON PEDRO: Bien, si tú ya estás decidida, que le vamos a hacer. ¿Lo quieres mucho?
LUZ MARÍA: (Suspirando) ¡Sí!... No tiene mucho dinero, pero es un hombre honrado y me quiere bastante, y yo estoy dispuesta a seguirlo hasta donde él quiera.
DON PEDRO: Muy bien pensado, mija. Es el deber de toda buena esposa.
LUZ MARÍA: Bueno, papá, me voy. Así cuando él llegue, tú estarás solo y podrán hablar a gusto. (Sale de escena)
DON PEDRO: (Suspirando) ¡Mi única hija se me casa!... (Agarra la botella y lee la etiqueta)... Ultra rápida... Mmmm... ¡Qué amolada le voy a poner a esa mula!... (Llaman a la puerta, deja la botella en la mesa. Va a abrir)
Escena X
PÁNFILO: (Entrando a escena) Buenas tardes...
DON PEDRO: Adelante... ¿Tú eres el que vienes por ella?
PÁNFILO: Si señor, y espero llegarle al precio.
DON PEDRO. (aparte) Mija me había dicho que era pobre... Pero este está rete jodido... ¡En fin, allá ella!... Y dime, ¿Qué planes tienes pal futuro?
PÁNFILO: Pus verá usté; pienso hacer muchas cosas con ella. Me la voy a llevar pal’ rancho, trabajarla duro, pa’que saque dinero y pague su comida.
DON PEDRO: (Extrañado) ¿De modo que quiere usted que ella trabaje para que saque lo de su comida?
PÁNFILO: ¡Ah y también la mía! Y si no quiere trabajar, le daré de cuartazos hasta hacerla que entre a vara.
DON PERDO: ¿Así las tratas a todas?
PÁNFILO: ¡Pior.... Algunas veces las dejo sin comer varios días, pa’que aprendan!
DON PERDO: Pues con ella no se va a poder.
PÁNFILO: ¿Por qué?
DON PEDRO: Porque ella está acostumbra a levantarse a las nueve de la mañana y que le lleven el desayuno a la cama.
PÁNFILO: ¿A la cama?... No me diga que también toma chocolate.
DON PEDRO: ¡Claro! Chocolate y pan fino.
PÁNFILO: Hum... No lo tomo ni yo. Pos conmigo, ella comerá rastrojo, dormirá en el corral y tendrá que levantarse a las cinco de la mañana.
DON PEDRO: (aparte) Pobre de mija, cuanto va a sufrir.
PÁNFILO: Pos por eso quiero cerrar el trato; pa’llevarmela y empezar a domarla.
DON PEDRO: ¿La llevará alguna vez al cine?
PÁNFILO: ¿A poco le gusta el cine?
DON PEDRO: Si Señor, y también le gusta tocar el piano.
PÁNFILO: ¡Voy!... Ya me la imagino tocando.... (Entra a escena Antonio enojado, y lo detiene Don Pedro)
Escena XI
DON PEDRO: ¡Un momento!... Con qué derecho entra a mi casa.
ANTONIO: Con el derecho de un hombre ofendido.
DON PERDO: ¿Ofendido?... Si usted fue el que no quiso llevársela.
ANTONIO: ¿Insinúa usted que me la llevara después de lo que me dijo?
DON PEDRO: ¿Y por qué no? , todo tiene su arreglo y debemos aceptarlo... Este hombre si se la piensa llevar...
ANTONIO. ¿Qué... Qué?... ¿Qué usted se la piensa llevar? (Conato de pelea)
PÁNFILO: Este... No le haga caso... Está rete loco... Figúrese usté, dice que ella toca el piano...
ANTONIO: ¡Claro que lo toca y también baila!
PÁNFILO: ¿Ay mamacita!
DON PEDRO: Mija sabe hacer muchas cosas.
PÁNFILO: ¿A poco es hija suya?
DON PEDRO: ¡Sí, señor!
PÁNFILO: ¡¡¡Voy!
Escena XII
LUZ MARÍA: (Entrando a escena) ¿Qué sucede, papá?
DON PEDRO: Nada hija, es que...
LUZ MARÍA: ¡Antonio!... ¿Por qué estás enojado?
ANTONIO: Tienes aún el descaro de preguntármelo. Dime, ¿Quién es éste mequetrefe?
PASCUAL: ¿Yo? Yo nos ningún mequetrefe. Yo soy Pánfilo Pascual.
LUZ MARÍA: No sé... ¡Nunca lo he visto en mi vida!
ANTONIO: ¿Y el sargento?
LUZ MARÍA: ¿Cuál sargento?
DON PEDRO: (Comprendiendo la confusión) Mmmm... (a Pánfilo) ¿Usted por quién vino?
PÁNFILO: Por la mula.
DON PEDRO: ¡Ay! Mija, ya se lo que pasó... Hubo una pequeña confusión. (a pánfilo) Yo creí que éste era tu novio mija... (a Antonio) y que éste venía por la mula.
PÁNFILO: ¡Ya! No tuviera tanta suerte.
LUZ MARÍA: (Suspirando) ¡Antonio!...
ANTONIO: Luz María!...
(Se abrazan)
Escena XIII
JUANA: (Entra a escena sigilosamente y coqueteándole a Pánfilo)
PÁNFILO: (a don Pedro) Aquí entre nos... ¿Puedo venir a visitar a la mucama?
DON PEDRO: ¿A quién?
PÁNFILO: ¡A la criada!
DON PEDRO: ¡Ah! Condenada... Si sólo tienes la cara de mustia eh... Y es mas, pa’que veas la nobleza de mi estirpe... ¡Hasta te regalo la mula!
PÁNFILO: ¡Gracias señor!
DON PEDRO: Que bueno que todo se arregló... Mija, sirvan las copas pa’ brindar por la felicidad de los niños... ¿Porque se casarán pronto, verdad?
ANTONIO: Es lo que más anhelo, señor (Luz María confunde las botellas y sirve las copas que estuvieron en la mesita. La criada bebe de la botella de tequila)
DON PEDRO: No me digas señor... ¡Dime, papá!
PÁNFILO: Si, Antonio... Si va a ser tu apá, dile apá.
ANTONIO: Está bien, apá (le besa la mano)
LUZ MARÍA. Aquí están las copas... (reparte las copas)
ANTONIO: Gracias mi amor.
PÁNFILO: Gracias niña.
DON PEDRO. Yo no mija... Ya sabes que a mí me salen almo sapos en donde te platiqué... Bueno digan salud.
TODOS: ¡Salud!
ANTONIO: Me quedó un sabor raro en la boca.
PÁNFILO: A mí... Me pareció bueno... Sobre todo porque es de gorra.
LUZ MARÍA: Ay. Ay, ay...!
DON PEDRO: ¿Qué pasa?
LUZ MARÍA. ¡Ay! Papá. Creo que voy a poner un telegrama... ¡Ay! (Sale corriendo de escena)
DON PEDRO: ¡Ay! Es que se acordó de sus amistades mijo... Pero de que se casa, se casa.
ANTONIO: ¡Ay, ay...! Ahorita vengo.
DON PEDRO: ¿A dónde vas?
ANTONIO: Voy a poner otro telegrama... (sale corriendo de escena)
DON PEDRO: Otro que se acordó de sus amistades...
PÁNFILO: ¡Ay, ay, ay...! (Hace una ligera flexión)
DON PEDRO: ¿No me digas que tú también vas a poner otro telegrama?...
PÁNFILO: ¡No!... ¡Yo ya lo puse... (salen de escena)
*********************************************
Personajes:
Enzo
La mamá
Escenario: La sala de una casa.
(Se abre el telón y al momento entra Enzo caminando apurado. Remueve las cosas como buscando algo)
Enzo: (Sin dejar de buscar) ¿¡Pero en dónde está!? (Se detiene, se pone de pie y se coge la cabeza) ¡Se me perdió! ¡Se me perdió! (Continúa buscando) (Entra a escena su mamá; se detiene bruscamente con expresión de sorpresa en su rostro)
La mamá: (Mira toda la sala desordenada) ¡¡¡Enzo!!!
Enzo: ¡¡¡Mamá!!! (Se pone de pie y la mira muy asustado)
La mamá: ¿¡Pero, qué estás haciendo!? (Camina mientras ve toda la sala con asombro)
Enzo: ¡Nada! (Mira de reojo todo el desorden que hizo)
La mamá: ¿¡Nada!? (Señala con su mano la sala) ¡Mira cómo está la sala! ¿¡Pero a qué estabas jugando!?
Enzo: ¡A nada, mamá! Solo estaba…
La mamá: (Se acerca a él con las manos en la cintura) Estabas… (Cruza los brazos y lo mira fijamente) qué.
Enzo: (Agacha un poco la cabeza) No, nada.
La mamá: Bueno ya que no estás haciendo (Pone sus dedos como si hiciera comillas) “nada”, ¿Podrías por favor (Señala todo lo que tiró) acomodar las cosas como estaban?
Enzo: Sí mamá (Se va a acomodar todo lo que tiró mientras sigue buscando)
La mamá: (Mientras se retira del escenario) ¡Como estaba, ah!
Enzo: ¡Sí, mamá! (Sigue buscando mientras acomoda la cosas. Se coge la cara) ¡Pero en dónde puede estar! ¡No puede verlo hasta mañana! (Se detiene un poco molesto, camina hacia el público y se detiene) ¡No quiero que la sorpresa que le he preparado a mi mamá por su día se arruine! (Voltea hacia el lugar por donde salió su mamá e inmediatamente vuelve al mirada al público) ¡Tengo que encontrarlo sí o sí! (Pasa su mamá y lo ve con rostro de sorpresa)
La mamá: ¡Enzo! (Mira la sala y luego vuelve a mirarlo a él) ¿¡No te había ordenado que arreglaras este desorden!?
Enzo: (Voltea rápidamente y la mira con sorpresa) ¡Ya acabo, mamá! (La mamá mira a Enzo muy fijamente)
La mamá: No demores.
Enzo: Sí, mamá.
(Enzo sigue arreglando las cosas, la mamá se va y mientras lo hacía, se da cuenta de algo que está en el suelo y lo ventana sin que su hijo la vea) (Voltea para preguntarle, pero levanta los hombros y se va sin decirle nada mientras ve el papel) (Luego de unos momentos)
Enzo: Bueno, ya terminé (Sigue buscando el papel por todos lados y se agacha para buscar debajo del sofá) ¡Tiene que estar en algún lado! (Se pone de pie y va saliendo del escenario hablando para sí) ¡Si no lo encuentro, todo lo que he hecho se va a arruinar!
(A los pocos momentos, entra la mamá a escena leyendo el papel mostrando una sonrisa llena de emoción. Se sienta en el sofá sin dejar de leer. Siente los pasos de su hijo y lo guarda rápidamente)
Enzo: (Ve a su mamá y se sorprende) ¡Ya arreglé todo, mamá!
La mamá: (Golpea el sofá con la mano) Ven aquí, Enzo, siéntate.
Enzo: (Con voz temerosa) Qué pasa (Se acerca y se sienta a su costado) (La mamá le sonríe tiernamente y acaricia su cabello) Qué.
La mamá: (Saca el papel sin dejar de mirarlo sonrientemente y se lo muestra) Me encontré esto tirado en el suelo, ¿Sabes de quién es?
Enzo: (Con expresión de sorpresa) Este… mamá… eso… (Agacha un poco la cabeza algo triste) esperaba dártelo mañana, era una sorpresa para ti.
La mamá: (Le levanta la cabeza cogiendo su mentón con los dedos) No quiero que te sientas mal por algo tan hermoso como esto (Le muestra el papel) ¿Ok?
Enzo: (Derrama unas cuántas lágrimas y sonríe mientras asienta la cabeza en señal de afirmación) Ok.
La mamá: (Abriendo la hoja) Ahora (Se la da) ¿Me la puedes leer, por favor?
Enzo: (Limpiándose las lágrimas) ¡Pero el día de las madres es mañana!
La mamá: (Coloca la hoja en las manos de su hijo) Por favor, ¿Sí?
Enzo: (Se queda unos momentos en silencio mirando a su mamá) Sí mamá (La abre, se pone de pie y se arrodilla frente a ella) “Me regalas tu cariño, me obsequias una sonrisa. A veces te hago sacar “canas verdes” pero al final siempre seré tu niño, al que corres a abrazar a toda prisa”. Feliz día mamita.
La mamá: (Derramando lágrimas y limpiándoselas) ¡Qué hermoso, mi hijito! (Lo abraza muy fuerte) Muchas gracias. Enzo: (Luego de un rato, se separa de ella y se sienta a su costado otra vez) Pero me hubiera gustado darte tu regalo mañana que es tu día.
La mamá: (Acaricia su cara) ¡Pero, claro que lo hiciste! “El día de la madre” no es un mero segundo domingo de Mayo, es el día en que su hijo le dice a su mamá cuánto la ama y le regala cosas tan bellas y significativas como estas (Le muestra el papel) Para mí, hoy ha sido el día de las madres por el gran y bello detalle que me acabas de dar.
Enzo: Pues entonces, feliz día mamá (La abraza muy fuerte)
La mamá: (Con voz tierna) ¡Ay, mi hijito!
(Mientras continúan abrazados, se escucha la canción “Todos tienen una madre” de Leo Dan. Luego de un rato, se va cerrando el telón).
********************************************************************************
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
Entradas populares
-
Si quieres ver todos los recursos acerca de la ONU, busca la categoría Naciones Unidas en la barra lateral. La paz Hoy los niños del mu...
-
Estás son algunas poesías que sin duda podrán servirte para la asamblea del Descubrimiento de América. A Colón - Rubén Darío ¡Desgraciado Al...
-
A COLÓN Como gaviotas de lento vuelo las carabelas del gran Colón van desafiando mares y cielos en viaje lento de expedición. Su...
-
MORELOS Héroe sin par, intrépido insurgente, continuador de nuestra independencia, tu genio militar, fue toda esencia, en la lid p...
-
VEITISIETE DE SEPTIEMBRE DE OCHOCIENTOS VEINTIUNO TERMINARON ONCE AÑOS DE GRAN GUERRA EN EL PAIS LA INICIO EL CURA HIDALGO EN EL PUEBLO ...
-
POESÍA A COLÓN D. A. R. (Poesía) Cristóbal Colón, hombre audaz y de mucha valentía se fue a la mar a la India llegaría. La niña, la pinta y...
-
LOS NIÑOS HÉROES (13 de septiembre de 1847) Reseña En el año de 1847, México estaba en guerra con los Estados Unidos, y las tropas norteamer...
-
CAUDILLO AGRARISTA (Poesía coral) A. Nelly Zárate Voces Agudas Revolución… Medias Revolución… Graves Revolución… Hom. El hombre del campo,...
-
TRES CARABELAS Tres carabelas que surcando van, sobre el mar las olas que a América irán. El capitán que las manda muy seguro ...