miércoles, 9 de septiembre de 2015

Por qué me quité del vicio

PORQUÉ ME QUITÉ DEL VICIO
( Autor: Carlos Rivas Larrauri)
No es por hacerles desaigres...
Es que ya no soy del vicio...
Astedes me lo perdonen,
Pero es que hace más de cinco
Años que no tomo copas,
onque ande con los amigos...
¿Que si no me cuadran?...¡Harto!
Pa' qué he di hacerme el santito;
si he sido rete borracho...
¡Como pocos lo haigan sido!
Perora sí ya no tomo,
¡anque me lleven lo pingos!
Dende antes que me casara
encomencé con el vicio,
y luego ya de casado,
también le tupí macizo...
¡Probecita de mi vieja!
¡Sempre tan guena conmigo...!
¡Por más que l'ice sufrir
nunca me perdió el cariño!
Era una santa la pobre
y yo con ella un endino.
Nomás porque no sofriera
llegué a quitarme del vicio,
pero poco duró el gusto...
la de malas se nos vino
y una noche redepente,
quedó com'un pajarito...
Dicen que jué el corazón...
¡Yo no sé lo que haiga sido!,
pero sento en la concencia
que jue mi vicio cochino
el qu'hizo que nos dejara
solitos a mí y a m'hijo,
un chilpayate de ocho años
que quedaba guerfanito
a l'edá en que hace más falta
¡la madre con su cariño!
Me sentí desesperado
de verme solo con m'hijo...
¡Pobrecita criatura!
¡Mal cuidado, mal vestido!
sempre solo... ricordando
al ángel que 'bía perdido...
Antonces pa' no pensar
golgí a darle al vicio
porque poniéndome chuco
me jallaba más tranquilo,
y cuando ya estaba briago
y casi juera de juicio
¡parece que mi dejunta
'taba allí junto conmigo!
Al salir del trabajo,
m'iba yo con los amigos.
Y aluego ya a medios chiles
mercaba yo harto refino,
y regresaba a mi casa
'onde mi aguardaba m'hijo.
Y allí...¡duro!, trago y trago
hasta ponerme bien pítimo...
¡Y aistaba la tarugada!
Ya indiantes les he dicho
luegito vía a mi vieja
que llegaba a hablar conmigo
y encomenzaba a decirme
cosas de mucho cariño,
y yo a contestar con ella
como si juera dialtiro,
cierto lo questaba viendo,
y en tan mientras que m'hijo
si abrazaba a mí asustado
diciéndome el pobre niño:
¿'Onde está mi mamacita?...
Dime 'onde está papacito...
¿Es verdá que ti está hablando?
¿Cómo yo no la deviso?...
"Pos qué no la ve, tarugo...
¡Vaya que li haga cariños!"
Y el pobrecito lloraba
y pelaba sus ojitos
buscando ritiasustado
a aquella a quien tanto quiso.
Una nochi, al rigresar
d'estarle dando al oficio,
llego y al abrir la puerta
¡Ay Jesús lo que deviso!
Hecho bolas sobre el suelo
'taba tirado m'hijo
risa y risa como un loco,
y pegando chicos gritos...
"¿Qué ti pasa?...¿Qué sucede?...
¿Te has guelto loco dialtiro?"...
Pero entonces, en la mesa
vide el frasco del refino
que yo 'bía dejado lleno,
enteramente vacío...
luego, luego me dí cuenta
y me puse retemuino;
¡Qui has hecho, izcuintle malvado!
¡Ya bebites el refino!...
¡Pa' qui aprendas a ser güeno
voy a romperte el hocico!...
Yaluego con harto susto...
que l'hizo volver al juicio,
y con una voz de angustia
que no he de olvidar, me dijo:
"No me pegues papacito,
jué por ver a mi mamita
como cuando habla contigo!
¡Jué pa' que ella me besara
y m'hiciera hartos cariños!...
Desde entonces ya no tomo,
onque ande con los amigos
No es por hacerles desaigre,
es que ya no soy del vicio...
Y cuando quiero rajarme
porque sento el gusanito
de tomarme una copa,
nomás mi acuerdo de m'hijo
y entonces si, ¡ ya no tomo
manque me lleven los pingos!...

Oda a los números

ODA A LOS NÚMEROS
PABLO NERUDA
¡Qué sed
De saber cuánto!
¡Qué hambre
De saber
Cuántas
Estrellas tiene el cielo!
Nos pasamos
La infancia
Contando piedras, plantas,
Dedos, arenas, dientes,
La juventud contando
Pétalos, cabelleras.
Contamos
Los colores, los años,
Las vidas y los besos,
En el campo
Los bueyes, en el mar
Las olas. Los navíos
Se hicieron cifras que se fecundaban.
Los números parían.
Las ciudades
Eran miles, millones,
El trigo centenares
De unidades que adentro
Tenían otros números pequeños,
Más pequeños que un grano.
El tiempo se hizo número.
La luz fue numerada
Y por más que corrió con el sonido
Fue su velocidad un 37.
Nos rodearon los números.
Cerrábamos la puerta,
De noche, fatigados,
Llegaba un 800,
Por debajo,
Hasta entrar con nosotros en la cama,
Y en el sueño
Los 4000 y los 77
Picándonos la frente
Con sus martillos o sus alicates.
Los 5
Agregándose
Hasta entrar en el mar o en el delirio,
Hasta que el sol saluda con su cero
Y nos vamos corriendo
A la oficina,
Al taller,
A la fábrica,
A comenzar de nuevo el infinito
Número 1 de cada día.
Tuvimos, hombre, tiempo
Para que nuestra sed
Fuera saciándose,
El ancestral deseo
De enumerar las cosas
Y sumarlas,
De reducirlas hasta
Hacerlas polvo,
Arenales de números.
Fuimos
Empapelando el mundo
Con números y nombres,
Pero
Las cosas existían,
Se fugaban
Del número,
Enloquecían en sus cantidades,
Se evaporaban
Dejando
Su olor o su recuerdo
Y se quedaban los números vacíos.
Por eso,
Para ti
Quiero las cosas.
Los números
Que se vayan a la cárcel,
Que se muevan
En columnas cerradas
Procreando
Hasta darnos la suma
De la totalidad de infinito.
Para ti sólo quiero
Que aquellos
Números del camino
Te defiendan
Y que tú los defiendas.
La cifra semanal de tu salario
Se desarrolle hasta cubrir tu pecho.
Y del número 2 en que se enlazan
Tu cuerpo y el de la mujer amada
Salgan los ojos pares de tus hijos.
A contar otra vez
Las antiguas estrellas
Y las innumerables
Espigas
Que llenarán la tierra transformada.

Poesía al abuelo

Oda al abuelo
De estas manos agrietadas
Que araron la tierra
Vacío queda con la ausencia
De los frutos que se fueron
Buscando otra senda
Devuelveme una gota
Del sudor de mi frente
Un ápice del esfuerzo
El llanto de mi cuerpo
Años de dolor y sufrimiento
Sin quejas ni reproches
Poniendo mi corazón en juego
Resintiendo el paso del tiempo
En la noches eternas de insomnio
La salud se me fue rápidamente
Haciendo todo lo posible y más
Por dar felicidad a los que hoy ya no están
En el balance de la vida
Salí perdiendo
Sin saber quien me ha robado
Los frutos de tanto trabajo
Por eso hoy, en mi último aliento
A ti vida digo, te sigo debiendo
Mientras quedamos en paz
viviré muriendo por volver a sentirte
Aquí dentro, con ese vigor, es fuerza
Y con injusticia del mundo y la tuya misma
Continuare sobreviviendo.

Poesía a la Patria

PATRIA.
En donde estas patria 
que no te encuentro. 
Sé que herida de muerte.
Vives, pero no mueres .
Sé que habitas en la risa y en un grito.
Ingrávida, etérea e intangible.
Te busco entre tus muertos, de hoy, y de tu historia.
En la risa del mar y el eco de tus montañas.
En un ¡ Viva México !
Grito que reta a la vida y a la muerte.
En el sol saltarin de cada mañana.
En la piel de las mujeres .
En la voz profunda de una canción.
Y en el canto de sirenas que habitan en los volcanes.
En donde estas patria, que no te encuentro.

martes, 8 de septiembre de 2015

Nocturno a Rosario | Manuel Acuña

"Nocturno a Rosario"
por Manuel Acuña
(1849-1873)
El poeta se suicidó a los 24 años
por causa de este fatal amor
con una mujer casada.

Pues bien, yo necesito
decirte que te adoro,
decirte que te quiero
con todo el corazón;
que es mucho lo que sufro,
que es mucho lo que lloro,
que ya no puedo tanto,
y al grito que te imploro
te imploro y te hablo en nombre
de mi última ilusión.
De noche cuando pongo
mis sienes en la almohada,
y hacia otro mundo quiero
mi espíritu volver,
camino mucho, mucho
y al fin de la jornada
las formas de mi madre
se pierden en la nada,
y tú de nuevo vuelves
en mi alma a aparecer.
Comprendo que tus besos
jamás han de ser míos;
comprendo que en tus ojos
no me he de ver jamás;
y te amo, y en mis locos
y ardientes desvaríos
bendigo tus desdenes,
adoro tus desvíos,
y en vez de amarte menos
te quiero mucho más.
A veces pienso en darte
mi eterna despedida,
borrarte en mis recuerdos
y huir de esta pasión;
mas si es en vano todo
y mi alma no te olvida,
¡qué quieres tú que yo haga
pedazo de mi vida;
qué quieres tú que yo haga
con este corazón!
Y luego que ya estaba?
concluido el santuario,
la lámpara encendida
tu velo en el altar,
el sol de la mañana
detrás del campanario,
chispeando las antorchas,
humeando el incensario,
y abierta allá a lo lejos
la puerta del hogar...
Yo quiero que tú sepas
que ya hace muchos días
estoy enfermo y pálido
de tanto no dormir;
que ya se han muerto todas
las esperanzas mías;
que están mis noches negras,
tan negras y sombrías
que ya no sé ni dónde
se alzaba el porvenir.
¡Que hermoso hubiera sido
vivir bajo aquel techo.
los dos unidos siempre
y amándonos los dos;
tú siempre enamorada,
yo siempre satisfecho,
los dos, un alma sola,
los dos, un solo pecho,
y en medio de nosotros
mi madre como un Díos!
¡Figúrate qué hermosas
las horas de la vida!
¡Qué dulce y bello el viaje
por una tierra así!
Y yo soñaba en eso,
mi santa prometida,
y al delirar en eso
con alma estremecida,
pensaba yo en ser bueno
por ti, no más por ti.
Bien sabe Díos que ése era
mi más hermoso sueño,
mi afán y mi esperanza,
mi dicha y mi placer;
¡bien sabe Díos que en nada
cifraba yo mi empeño,
sino en amarte mucho
en el hogar risueño
que me envolvió en sus besos
cuando me vio nacer!
Esa era mi esperanza...
mas ya que a sus fulgores
se opone el hondo abismo
que existe entre los dos,
¡adiós por la última vez,
amor de mis amores;
la luz de mis tinieblas,
la esencia de mis flores,
mi mira de poeta,
mi juventud, adiós!

Poesía de un niño huerfano

BETO EL VALIENTE
¡Mami, pídele a Diosito que te deje venir un ratito!
no vas a quedarte, sólo quiero que te enteres
de todas las cosas que hago desde que te fuiste.
¡Cuido tu jardín como tú lo hacías!
¡Tus plantas, tus rosas están fresquecitas!
¡Tu lluvia cae como una cascada sobre tus helechos!
¡Tus jazmines huelen todas las mañanas a aromas celestes!
¡Tus nomeolvides están muy hermosas,
y todas tus rosas florecen!
¡También de noticias no andamos escasos;
la gata Monina tuvo sus gatitosl
¡Le nació un blanquito con unas orejas muy negras,
está muy bonito!
¡Sus ojos son verdes, sus pies pequeñitos!
¡Quiero que los mires, quiero que te miren,
y quiero que sepan que también yo tengo
quién me haga caricias!
¿Recuerdas mamita cuando me abrazabas,
cuando me besabas, cuánto me querias,
y yo te apartaba porque Pepe y Nacho
me estaban llamando a jugar canicas?
¡Pero yo te quiero mamita querida,
ya nada me importa, sólo a ti te quiero!
¡Pídele a Diosito que te deje venir un ratito!
¿Sabes? ¡yo soy muy valiente!
¡Sólo que en las noches hace mucho frio,
hace mucho viento, y papá no quiere
acercar su cama junto de la mía!
¡Yo soy muy valiente, mami,
sólo que en las noches los gatos maullan
y los perros ladran
y siento en todo mi cuerpo un temblor horrible,
y aunque soy valiente, me da mucho miedo!
Siento mucho miedo en noches de lluvia,
papá no me arrulla porque quiere que yo sea muy hombre
y hace algunos días, cuando tú vivías, era sólo un niño.
Cuando me dormía, me gustaba mirarte en mi cama,
me gustaba sentir tus caricias,
sentir en mi sueño todo tu cariño.
Me soñaba en un vuelo espacial,
llevando el control de la nave;
me soñaba en un trasatlántico,
sosteniendo el timón con hombría.
cuando tú vivías,
soñaba con ser general de brigada,
contralmirante de un submarino.
Soñaba con ser Aladino,
hacer de esta casa un bello palacio,
un palacio con muchas alfombras, y tú ... como reina.
¡Yo quería ser un prócer, un héroe,
Y mirar en tus ojos brillando el orgullo!
¡Yo quería ser. .. como todos,
Tener una madre, y mirar por las tardes
Las huellas del tiempo plateando su frente!
Yo quería ser tantas cosas ...
Pero ya te has ido, ya no quiero nada ...
Ya no quiero ser general de brigada,
ni contralmirante de un submarino;
ya no quiero ser Aladino ...
¡Para qué el palacio ... si se fue mi reina!
Mami ¿De verdad te has ido para todo el tiempo?
¿Para todo el tiempo ...?
¡Yo soy muy valiente, mami,
pero me hace falta sentir tu cariño ...
sentirme en tus brazos ...
y llorar ... llorar como niño!
¡Ruégale a Diosito que te deje venir un ratito!
Pero si El no quiere que vengas a verme,
entonces, le dices que yo iré contigo.
¡Subiré a la cama, llamaré al doctor
para que me inyecte, y cerraré los ojos
poquito a poquito como tú lo hiciste!
¡No haré mucho ruido allá con Diosito,
estaré muy quieto, estaré solito,
quiero solamente mirarte un ratito!
¡Y si Dios no quiere dejarme contigo,
Me vendré enseguida, después que te abrace,
después que te bese, después que al mirarte.
se llenen mis ojos de verte, y sienta en mi alma,
el calor de tu alma, que ya no me deja!
Voy a confiarte un secreto, mamita querida:
¡No soy tan valiente!
Poetisa: CATALINA PASTRANA

Poesía para el dia de la bandera | Cuna de honor

CUNA DE HONOR

¡Amada bandera de mi patria!
¡Despliégate con toda libertad que ésta es tu casa!
¡Eres parte de esta tierra cálida y serena!
¡Tienes en tu color la voz de nuestra raza,
y llevas en tu esplendor sangre morena!
¡Cuna de honor Iguala se proclama!
¡A esta tierra por terruño la escogiste!
¡De la cumbre al abismo con amor se te aclama!
¡Rencor y duelo de este barro recogiste!
¡Porque no eres sólo el lienzo que en el asta ondea,
y que inflama el valor con fe impulsiva,
eres la verdad de toda una odisea,
porque flotaste en batallas decisivas!
¡Admiro el esplendor de tu belleza
y la gloria refulgente de tu ilustre nombre!
¡Admiro lo sublime de toda tu grandeza
porque forjaste el honor de cada hombre!
¡El honor de la Patria llevas sobre tu lienzo!
¡Los que han muerto por ti viven con tu victoria!
¡Flotas con altivez, mas les guardes silencio,
y la Patria a su vez, los guarda en nuestra historia!
¡Los ideales se acuñan donde se acuña un hombre!
¡Y si un hombre de ideales se convierte en tu aliado,
tendrás siempre limpia la gloria de tu nombre,
y la Patria tendrá a vanguardia un soldado!
¡Porque eres Patria lo grande y lo sagrado!
¡Es plena la libertad bajo tu cielo;
y si en cada mexicano, surge un soldado,
tendrá que luchar por nuestro suelo!
¡Despliégate con toda libertad que en esta tierra
donde el amor a la Patria se cultiva,
lucharán por ti en paz o en guerra,
para hacer una paz definitiva!
¡Elévate con toda dignidad amada mía,
que te están contemplando los nublos en el cielo,
las montañas en su lejanía.
y las aves al cambiar su vuelo!
Cuando flotas altiva con honor y victoria,
redoblan los tambores marcando tus aciertos.
mas hay algo que guardas en medio de tu gloria,
un profundo respeto por todos nuestros muertos!
¡Porque no eres sólo el lienzo de tela llamativa,
llevas en ti girones de bravura,
el ideal de mi gente, su fuerza vengativa,
su valor y su miedo, su arrojo y su amargura!
¡Cuando luces festiva con salves y destellos.
yo querría de rodillas pensar en nuestros muertos,
que cayeron por ti y se olvidaron de ellos,
y se quedaron ahí sus anhelos inciertos!
¡Flota con altivez! ¡Redoblen los tambores!
¡Un toque de silencio por los que sucumbieron,
porque ellos están en ti, están en tus colores,
tu rojo es por la sangre de los que combatieron!
¡Amada bandera de mi patria.
me ensancho en el orgullo que mi pecho siente,
de que todo este valle sea tu casa,
y de que toda mi gente, sea tu gente!
¡ Me hace vibrar la fuerza de la historia.
los ideales, los triunfos, las derrotas,
la sangre coronando a la victoria,
v la muerte deteniendo a los patriotas!
¡Despliégate con toda libertad, que ésta es tu casa!
CATALINA PASTRANA.

lunes, 31 de agosto de 2015

Poesías para septiembre | Poesías de la Independencia para niños

HIDALGO
MANUEL ACUÑA

Sonaron las campanas de Dolores
Voz de alarma que el cielo estremecía,
Y en medio de la noche surgió el día
De augusta Libertad con los fulgores.

Temblaron de pavor los opresores
E Hidalgo audaz al porvenir veía,
Y la patria, la patria que gemía,
Vio sus espinas convertirse en flores.

¡Benditos los recuerdos venerados
De aquellos que cifraron sus desvelos
En morir por sellar la independencia;
Aquellos que vencidos, no humillados,
Encontraron el paso hasta los cielos
Teniendo por camino su conciencia!




















15 DE SEPTIEMBRE

MANUEL ACUÑA


Después de aquella página sombría
en que trazó la historia los detalles
de aquel horrible día.
cuando la triste Méxitli veía
sembradas de cadáveres sus calles;
después de aquella página de duelo
por Cuauhtémoc escrita ante la historia,
cuando sintió lo inútil de su anhelo;
después de aquella página, la gloria
borrando nuestro cielo en su memoria
no volvió a aparecer en nuestro cielo.

La santa, la querida
madre de aquellos muertos, vencedores
en su misma caída,
fue hallada entre ellos, trémula y herida
por el mayor dolor de los dolores…
en su semblante pálido aún brillaba
de su llanto tristísimo una gota…
a su lado se alzaba
junto a un laurel una mecana rota…
y abandonada y sola como estaba,
vencido ya hasta el último patriota,
al ver sus ojos sin mirada y fijos,
los españoles la creyeron muerta,
y del incendio entre la llama incierta
los echaron en la tumba con sus hijos…

Y pasaron cien años y trescientos
sin que a ningún oído
llegaran los tristísimos acentos
de su apagado y lúgubre gemido:













GUERRERO

JOSE ROSAS MORENO


En los montes del Sur, Guerrero un día
alzando al cielo la serena frente,
animaba al ejército insurgente
y al combate otra vez lo conducía.

Su padre, en tanto, con tenaz porfía,
lo estrechaban en sus brazos tiernamente
y en el delirio de su amor ardiente
sollozando a sus plantas le decía:

Ten piedad de mi vida desgraciada;
vengo en nombre del rey, tu dicha quiero;
poderoso te hará; dame tu espada.

¡Jamás!, llorando respondió Guerrero;
Tu vos es, padre, para mí sagrada,
más la voz de mi patria es lo primero!



HIDALGO Y MORELOS

AMADO NERVO


¡Hidalgo y Morelos, palabras radiosas!
Pregunta esos nombres al monte y al plano
a cielos y a mares, a todas las cosas,
y así te dirán:

El monte de nieve y eternos basaltos
que siglos y siglos sus crestas irguió:
“Morelos, Hidalgo”, dirá, son más altos,
más altos que yo!
El sol, alma fuente de vivos destellos,
Imán de los mundos que el Padre creó:
“¡Hidalgo, Morelos!” dirá “¡son más bellos,
más bellos que yo!”

Y fuentes y prados y valles y cielos,
cantando los nombres de luz de los dos,
dirán con miles voces: “¡Hidalgo, Morelos,
bendígalos Dios!”








LA SUAVE PATRIA

RAMON LOPEZ VELARDE

PROEMIO

Yo que sólo canté de la exquisita
partitura del íntimo decoro,
alzo hoy la voz a la mitad del foro
a la manera del tenor que imita
la gutural modulación del bajo
para cortar a la epopeya un gajo.

Navegaré por las olas civiles
con remos que no pesan, porque van
como los brazos del correo chuan
que remaba la Mancha con fusiles.

Diré con una épica sordina:
la Patria es impecable y diamantina.

Suave Patria: permite que te envuelva
en la más honda música de selva
con que me modelaste por entero
al golpe cadencioso de las hachas,
entre risas y gritos de muchachas
y pájaros de oficio carpintero.

PRIMER ACTO

Patria: tu superficie es el maíz,
tus minas el palacio del Rey de Oros,
y tu cielo, las garzas en desliz
y el relámpago verde de los loros.

El Niño Dios te escrituró un establo
y los veneros del petróleo el diablo.

Sobre tu Capital, cada hora vuela
ojerosa y pintada, en carretela;
y en tu provincia, del reloj en vela
que rondan los palomos colipavos,
las campanadas caen como centavos.

Patria: tu mutilado territorio
se viste de percal y de abalorio.

Suave Patria: tu casa todavía
es tan grande, que el tren va por la vía
como aguinaldo de juguetería.

Y en el barullo de las estaciones,
con tu mirada de mestiza, pones
la inmensidad sobre los corazones.

¿Quién, en la noche que asusta a la rana,
no miró, antes de saber del vicio,
del brazo de su novia, la galana
pólvora de los juegos de artificio?

Suave Patria: en tu tórrido festín
luces policromías de delfín,
y con tu pelo rubio se desposa
el alma, equilibrista chuparrosa,
y a tus dos trenzas de tabaco sabe
ofrendar aguamiel toda mi briosa
raza de bailadores de jarabe.

Tu barro suena a plata, y en tu puño
su sonora miseria es alcancía;
y por las madrugadas del terruño,
en calles como espejos se vacía
el santo olor de la panadería.

Cuando nacemos, nos regalas notas,
después, un paraíso de compotas,
y luego te regalas toda entera
suave Patria, alacena y pajarera.

Al triste y al feliz dices que sí,
que en tu lengua de amor prueben de ti
la picadura del ajonjolí.

¡Y tu cielo nupcial, que cuando truena
de deleites frenéticos nos llena!

Trueno de nuestras nubes, que nos baña
de locura, enloquece a la montaña,
requiebra a la mujer, sana al lunático,
incorpora a los muertos, pide el Viático,
y al fin derrumba las madererías
de Dios, sobre las tierras labrantías.

Trueno del temporal: oigo en tus quejas
crujir los esqueletos en parejas,
oigo lo que se fue, lo que aún no toco
y la hora actual con su vientre de coco.
Y oigo en el brinco de tu ida y venida,
oh trueno, la ruleta de mi vida.

INTERMEDIO

(Cuauhtémoc)

Joven abuelo: escúchame loarte,
único héroe a la altura del arte.

Anacrónicamente, absurdamente,
a tu nopal inclínase el rosal;
al idioma del blanco, tú lo imantas
y es surtidor de católica fuente
que de responsos llena el victorial
zócalo de cenizas de tus plantas.

No como a César el rubor patricio
te cubre el rostro en medio del suplicio;
tu cabeza desnuda se nos queda,
hemisféricamente de moneda.

Moneda espiritual en que se fragua
todo lo que sufriste: la piragua
prisionera , al azoro de tus crías,
el sollozar de tus mitologías,
la Malinche, los ídolos a nado,
y por encima, haberte desatado
del pecho curvo de la emperatriz
como del pecho de una codorniz.

SEGUNDO ACTO

Suave Patria: tú vales por el río
de las virtudes de tu mujerío.
Tus hijas atraviesan como hadas,
o destilando un invisible alcohol,
vestidas con las redes de tu sol,
cruzan como botellas alambradas.

Suave Patria: te amo no cual mito,
sino por tu verdad de pan bendito;
como a niña que asoma por la reja
con la blusa corrida hasta la oreja
y la falda bajada hasta el huesito.

Inaccesible al deshonor, floreces;
creeré en ti, mientras una mejicana
en su tápalo lleve los dobleces
de la tienda, a las seis de la mañana,
y al estrenar su lujo, quede lleno
el país, del aroma del estreno.

Como la sota moza, Patria mía,
en piso de metal, vives al día,
de milagros, como la lotería.

Tu imagen, el Palacio Nacional,
con tu misma grandeza y con tu igual
estatura de niño y de dedal.

Te dará, frente al hambre y al obús,
un higo San Felipe de Jesús.

Suave Patria, vendedora de chía:
quiero raptarte en la cuaresma opaca,
sobre un garañón, y con matraca,
y entre los tiros de la policía.

Tus entrañas no niegan un asilo
para el ave que el párvulo sepulta
en una caja de carretes de hilo,
y nuestra juventud, llorando, oculta
dentro de ti el cadáver hecho poma
de aves que hablan nuestro mismo idioma.

Si me ahogo en tus julios, a mí baja
desde el vergel de tu peinado denso
frescura de rebozo y de tinaja,
y si tirito, dejas que me arrope
en tu respiración azul de incienso
y en tus carnosos labios de rompope.

Por tu balcón de palmas bendecidas
el Domingo de Ramos, yo desfilo
lleno de sombra, porque tú trepidas.

Quieren morir tu ánima y tu estilo,
cual muriéndose van las cantadoras
que en las ferias, con el bravío pecho
empitonando la camisa, han hecho
la lujuria y el ritmo de las horas.

Patria, te doy de tu dicha la clave:
sé siempre igual, fiel a tu espejo diario;
cincuenta veces es igual el ave
taladrada en el hilo del rosario,
y es más feliz que tú, Patria suave.

Sé igual y fiel; pupilas de abandono;
sedienta voz, la trigarante faja
en tus pechugas al vapor; y un trono
a la intemperie, cual una sonaja:
la carretera alegórica de paja.























ANTE EL ALTAR DE LOS CAUDILLOS DE LA INDEPENDENCIA

LIC. MANUEL BRIOSO Y CANDIANI
México, al recordar la ardiente guerra
a que debió su sacra autonomía,
convoca a las naciones de la tierra
a convivir con ella en armonía.

Ya no es el español el hombre odiado
que provocara cólera o rencores;
es el colono, por la ley llamado,
para entregarse en paz a sus labores.

¿Qué mejor oblación en los altares
de Hidalgo, de Morelos y Guerrero,
que ofrecer nuestra mano y nuestros lares,
transformando en nativo al extranjero?

La sangre por doquier derramada
de aquella lucha, en los heroicos hechos,
de su fruto en la tierra liberada:
por eso surgen ya nuevos derechos.

México en otro tiempo campo rojo,
sin ley augusta y sin precisa norma,
que incitaba al pillaje y al despojo,
en el pueblo laborioso se transforma.

Abre los brazos al obrero honrado
y de la servidumbre lo redime
para que viva siempre emancipado
de la miseria amarga que lo oprime.

Al que la tierra con afán cultiva,
lo alienta para ser un propietario,
y su esperanza y su trabajo aviva,
liberándolo de todo victimario.
Si antes nos agobió el encomendero
con su avaricia y su crueldad odiosa,
ya no hay trabas que opriman al obrero,
ni al campesino en la heredad fructosa.

Escuelas, bibliotecas y talleres
impulsan ya al estudio o la tarea
a ignaras más no inútiles mujeres,
y al indio analfabeto de la aldea.

Tales son los presentes redentores
Traídos de la Patria a los altares
son los frutos más sanos, los mejores
de las grandes contiendas seculares.

¡Que venga hacia este suelo el que confíe
en la rica cosecha del mañana,
que ya una nueva aurora nos sonríe
en esta fértil tierra mexicana!




A LA CORREGIDORA

M. GUTIERREZ NAJER


Al viejo primate, las nubes del incienso;
Al héroe, los himnos; A Dios, el inmenso
De bosques y mares solemne rumor;
Al púgil que vence, la copa murna;
Al mártir, las palmas; y a ti –la heroína—
Las hojas de acanto y el trébol en flor.

Hay versos de oro y hay notas de plata;
Mas, busco, señora, la estrofa escarlata
Que sea toda sangre, la estrofa oriental:
Y húmedas, vivas, calientes y rojas.
A mí me entienden las trémulas hojas
Que en gráciles redes columpia el rosal.

¡Brotad, nuevas flores! ¡Surgid a la vida!
¡Despliega tus alas, gardenia entumida!
¡Botones, abríos! ¡Oh, mirtos, arded!
¡Lucid, amapolas, los ricos briales!
¡Exúberas rosas los pérsicos Chales
De sedas joyantes al aire tended!

¿Oís un murmullo que, débil, remeda
El frote friolento de cauda de seda
En mármoles tersos o limpio marfil?
¿Oís?... ¡Es la savia fecunda que asciende,
Que hincha los tallos y rompe y enciende
Los rojos capullos del príncipe Abril!

¡Oh, noble señora! La tierra te canta
El salmo de vida, y a ti se levanta
El gérmen despierto y núbil botón;
El lirio gallardo de cáliz erecto;
Y fúlgido, leve, vibrando, el insecto
Que rasca impaciente su blanda prisión!

La casta azucena, cual tímida monja,
Inciensa tus aras; la dalia se esponja
Como ave impaciente que quiere volar,
Y astuta, prendiendo se encaje a la piedra,
En corvos festones circunda la yedra,
Celosa y constante, señora, tu altar!

El chorro del agua con ímpetu rudo,
En alto su acero, brillante desnudo,
Bruñido su casco, rizado el airón,
Y el iris por banda, buscándote salta
Cual joven amante que brinca a la alta
Velada cornisa de abierto balcón.

Venid a la fronda que os brinda hospedaje
¡Oh pájaros raudos de rico plumaje;
Los nidos aguardan; venid y cantad!
Cantad a la alondra que dijo el guerrero
El alba anunciando: ¡Desnuda tu acero,
Despierta a los tuyos… Es hora…Marchad!



EL GRITO DE LA INDEPENDENCIA

GUILLERMO PRIETO

Golpes suenan en la puerta,
en la puerta del cuarto,
golpes y voces que llaman
ansiosas al Cura Hidalgo.

Se hace luz, en las estancias
se pasean los caballos,
entran Allende y Aldama,
al cuarto del viejo cura.


Y sin más rodeos y preámbulos
dicen: "estamos perdidos:
¿qué resolución tomamos?"

Oye la nueva, tranquilo,
con calma y sosiego, Hidalgo. . .
"No estamos perdidos," contesta "
aquí no queda más que ir a coger gachupines"

Mientras se ajusta las armas,
y ordena que venga un criado
para que dé chocolate,
a sus valientes aliados.

Manda llamar a los serenos,
y a su hermano don Mariano;
se encendieron unas teas,
que agitaban unos cuantos.

Las veruquientas campanas,
despiertan al vecindario;
gentes a pie y de a caballo
acuden al llamamiento.

Y en una de las ventanas,
erguido, grande, sublime;
asoma su busto, Hidalgo. . . .
Y grita: ¡Muera el mal gobierno! . . .
¡Viva nuestra Madre Santísima de Guadalupe! ¡Viva América!

¡Viva México!! Viva México! ¡Viva México!

¡Viva Allende! . . . ¡Viva Aldama! . . .
¡Viva Abasolo! ¡Viva Jiménez!

¡Viva la Corregidora de Querétaro!
Doña Josefa Ortiz de Domínguez!

¡Vivan, vivan todos los que lucharon
y murieron por la Independencia Mexicana!!

¡Viva el Padre de la Patria Mexicana
don Miguel Hidalgo y Costilla!




LA CAMPANA DE DOLORES


JOSÉ SANTOS CHOCANO

(Fragmento)

En el bronce en que fundieron la Campana,
arrojaron sus sortijas los más nobles caballeros,
que probaron luego el timbre de aquel bronce con la ufana
vibración de un golpe dado por la cruz de sus aceros;
y tan cóncavo y sonoro
bronce, rico en plata y oro,
ha gemido muchas veces en las trémulas escalas
de un revuelo de palomas que lo harían con sus alas.

Una mano,
que persigna las tinieblas y conjura
las edades con espíritu cristiano,
una mano de buen cura,
una mano religiosa,
cierta vez, sobrecogida
por un santo horror, se posa
en la cuerda atada al bronce, que, agitándose nerviosa,
correr siente las primeras pulsaciones de otra vida;
y es así como, en la noche de los siglos misteriosos,
la Campana de Dolores
rompe a veces el silencio, desde el fondo del arcano,
balanceando en las tinieblas, al compás de sus clamores,
una cuerda que se estira con el peso de una mano…

¡No! la mano del gran cura
no sacude la Campana, cuyos sones
van, en de disiparse por la anchura,
a plegarse en el refugio de los buenos corazones.
piénsase que, de repente,
vibra el Águila en su escudo;
abre el pico: la serpiente
dócilmente
se hace un nudo…
rompe el Águila su vuelo:
con las alas cubre el cielo;
y, en un rasgo de soberbia poderosa
que la nimba y engalana,
va y se posa
sobre el bronce de la épica Campana…
tiende el Águila su noble y emblemático abanico;
cuelga, luego, largamente,
la cabeza…y en el pico
coge al fin la cuerda como cogió un día la serpiente…
¡Y así, el águila es ahora
la que, en triunfo, como un símbolo viviente,
sonar hace sobre el pueblo la Campana redentora!...


Presencia de Hidalgo

Ciudadanos de México:
Vengo a contarles este día
la pagina más grande de la historia…
Vengo a cumplir con un alto deber,
con el favor de la ciudadanía
de mi alma de maestra y mujer

La Patria mexicana en su pasado,
fue el suelo ensangrentado,
y en cuencas infinitas de dolor
corrió sangre a torrentes
de bravos, de inmortales insurgentes
que a México sirvieron con valor…
En los hechos, los más sobresalientes,
del primero de todos los valientes
fue el padre Hidalgo aquel anciano,
de alma de gigante y de cabello cano
quien se sacrifico por conquistar
LA LIBERTAD
LA INDEPENDENCIA
Y LA IGUALDAD
de nuestro amado pueblo mexicano
Con su ejemplo, su amor, su decisión,
hablo una vez con su palabra mágica
en una hora trágica,
de México la más divina,
y fue inacabable noche septembrina
llena de luz, de inmarcesible gloria
que nunca…! NUNCA MORIRÁ en la HISTORIA!

Movió la clásica campana
del humilde curato de Dolores,
y…su alma sensitiva, tan humana,
en esa insólita ocasión,
afrontando infinitos sinsabores,
fue solemne en su fe, su decisión,
por darnos esta Patria mexicana.
Su grande y noble sueño realizó
con un puñado de hombres valerosos,
sufridos, resueltos y afanosos,
que sus huellas siguió.

El luminoso espíritu sencillo
del héroe…inmenso del caudillo,
se agiganta en los tiempos de la historia,
por su amor a la causa independiente
de su pueblo, al que amaba intensamente…
Por eso perpetuamos su memoria…
aquí está del gran hombre la presencia
en la estatua que miramos a diario,
barro que el pueblo lleva en la conciencia;
en cada centenario, al visionario,
para siempre sea así: Hoy y mañana
la nación mexicana
viene a cantarle ¡Gloria!
¡Gloria! le cante aquí la patria agradecida
de toda la nación,
a su heroísmo y lucha enardecida;
al sacrificio inmenso de su vida
nuestra niñez entona su mejor canción
pues para todos es perenne inspiración.
¡Niños! en este luminoso y grande día
de paz espiritual y de alegría,
luchemos por el bien de la nación;
con nuestros actos –cada instante y ocasión-
hay que imitar del héroe venerable
sus virtudes y ejemplo incomparable…
¡Cantémosle con todo el corazón,
el contenido profundo, sin igual,
las estrofas más bellas, más airosas,
solemnes, inefables, belicosas,
de nuestro hermoso Himno Nacional!


























HIDALGO

JUAN DE DIOS PEZA

¡Mártir de tu conciencia! nuestra historia
bañada está en la luz de tu grandeza
el pueblo cambió en culto tu memoria,
y las canas que ornaban tu cabeza,
en hojas de laurel cambio la gloria.

Si con mundos de luz tu santo nombre
en el cielo de Méjico esta escrito que guíe a tu pueblo, y al tirano asombre;
para ser libre te basto ser hombre,
para ser inmortal te bastó un grito.

Ahora venimos a tu altar trayendo
de respeto y amor eternas flores,
tu muerte y tus martirios bendiciendo;
míranos…con en alma repitiendo
las divinas palabras de Dolores.

¡Feliz aquél a quien el mundo llame
el cantor de tu gloria, noble anciano!
¡Labio feliz el que tú nombre aclame!
¡Feliz todo el que en ti venere y ame
al Redentor del pueblo mejicano!


A HIDALGO
LUIS GARCÍA DE ARELLANO

A dónde vas ¡oh venerable anciano!
sosegado pastor, helada caña,
¿es acaso a la mísera cabaña
que el pan recibe de tu débil mano?

Voy a romper la frente del tirano,
voy a trinchar el centro de la España;
la religión sublime me acompaña;
soy el Moisés del pueblo mexicano.

Con fuego santo tu semblante brilla,
un grito da ya su señal potente.
La hueste hispana su cerviz humilla.

Era hombre, sí…murió…pero valiente.
Ínclito Hidalgo, grande sin mancilla,
luce tu nombre puro, indeficiente.







1810
JUAN DE DIOS PEZA

¡Año de luz, de triunfos y de gloria
de dolor, de martirio y sufrimiento!
¡Un siglo que condensa el pensamiento
de un pueblo que es gigante ante la Historia!

Cien años hace, obtuvo la victoria
un gesto que estremece el pensamiento,
pues fue base del alto monumento
que perdura del pueblo en la memoria.

Hidalgo, el cura humilde de Dolores
a su patria le dio nueva existencia,
oyendo de sus hijos los clamores;
su grito fue la voz de su conciencia
y a los esclavos convirtió en señores
dándoles con su voz la independencia.


1810-1910
JUAN DE DIOS PEZA

Cien años que nos dejan por herencia
para ser de la patria, amparo y norma.
Tres veneros de luz: La Independencia,
la Constitución y la Reforma.

¡Hidalgo!, ¡El pueblo!, ¡Juárez!...cuanta gloria
¡En un siglo de esfuerzo ha conquistado!
¡Son tres astros del cielo de la Historia!
¡Tres deidades que México ha adorado!
Y coronando su obra sacrosanta
con mano firme, honrada, noble y pura,
el héroe de la paz, que se levanta
de tan preclaros héroes a la altura.

La independencia fue nuestra grandeza
la libertad nuestro mayor anhelo
y la paz el tesoro de riqueza
que ha engrandecido nuestro patrio suelo.

¡Honor y gloria a tan egregios hombres!
¡ciñamos a sus frentes lauro y palma
y conservemos sus augustos nombres
con letras de oro escritas en el alma!







EN EL 16 DE SEPTIEMBRE DE 1816
J. F. L.

Sonetos

¡Heroico Hidalgo de inmortal memoria!
¡Primer caudillo de la Independencia!
(así está escrito en célica eminencia)
¿Quién podrá disputarte tanta gloria?
Gran recuerdo hace de ti la historia
al mismo tiempo que llora tu ausencia:
fuiste del patriotismo pura esencia,
y el indiano escudo de victoria,
tu voz estremeció del cruel Borbón,
el trono que ejerció su tiranía,
y colmó de gozo cuanto corazón.
De fuego patrio en México se ardía:
justa tus manes bendice la nación,
y tu nombre lo ensalza cada día.


II

¡Tres centurias sufrimos de opresión!
¡Tres siglos de dolor y de amargura!
¿Por qué tan cruel destino? ¡Oh suerte dura,
la que tocara a la infeliz nación!
Sonó la voz del inélito Campeón,
que en Iguala rompió férrea atadura,
tembló la Iberia, y su desventura
decretada la vio sin remisión.
¿Dónde está el genio que nos diera vida?
¡Ya no lo vemos Iturbide, amado…
la mano ingrata, el plomo fraticida
te despreció de nuestro lado;
pero la patria siempre agradecida,
dentro de tu corazón te ha colocado.

Octava

Mil elogios a Hidalgo le tributo,
promovedor de nuestra independencia,
mil a Iturbide que al poder absoluto
derrocar supo con firme presencia;
por ellos viste mi lecho de luto
y rindo a sus cenizas reverencia
allá en el cielo se encuentran unidos
que es mansión de patriotas distinguidos.








HIDALGO
LUPEMARÍA DE LA GARZA FERRER

Quiero cantar a Hidalgo su grandeza,
quiero cantar al venerable anciano de Dolores,
al que su anhelo mayor
fue hacer a nuestra Patria grandiosa,
y verla entre los pueblos de la tierra
respetada y venturosa.

Oh Padre de la Patria,
mi admiración a ti no tiene nombre,
pues fuiste por salvarnos el primero
con un valor que todo el que escuche asombre.

No ha de olvidar el pueblo mexicano
la lucha que iniciaste con valor ardiente,
y escucharon el Grito de Dolores
un 15 de septiembre.

No ha de olvidar aquél pueblo que oprimido
luchaba por su suerte,
que tú fuiste quien rompiera las cadenas
de esclavitud y muerte.


Debemos recordar al gran anciano
que nos diera la libertad y la gloria,
pasando a la inmortalidad
de las páginas de la historia.




Al Excmo. Sr. Presidente D. Guadalupe Victoria

Soneto

A ti la Patria ¡oh caudillo fuerte!
Del gobierno las riendas ha confiado,
Pues con Victoria espera de contado
Con victoria triunfar de infausta suerte.
Al frente quiso este día ponerte
De sus negocios, porque así premiado
Tu mérito será que fue extremado
Y con respeto vio la misma muerte.
Vive, señor, por tiempo dilatado:
Vive ¡Oh Victoria pues eternamente
Para dicha de Anáhuac y mayo, gloria
Sin la funesta oposición del hado!
Pues es preciso con Victoria al frente
Cantar en todos tiempos la victoria.

Al Excmo. Sr. vice-presidente




Soneto

Al lado de una Victoria en recompensa
De tus grandes servicios y valor
Te vemos, y la Patria con amor
Los premia pues luchaste en su defensa.
En su unión bien podrás la niebla densa
Del temor disipar y con vigor
Anonadar el bárbaro opresor
Que nuevo yugo prepararnos piensa.
Si bravo fuiste en la campaña un día
Con destreza vibrando el noble acero
Hasta triunfar al fin de la hidra fiera;
Con igual interés hoy, a fe mía,
A la Patria guiarás por el sendero
De la dicha; de un Bravo así se espera.

Poesías de la Independencia de Mexico | Mes patrio

POESÍAS
(SEPTIEMBRE MES PATRIO)

LA SUAVE PATRIA
Ramón López Velarde
PROEMIO

Yo que sólo canté de la exquisita
partitura del íntimo decoro,
alzo hoy la voz a la mitad del foro
a la manera del tenor que imita
la gutural modulación del bajo
para cortar a la epopeya un gajo.

Navegaré por las olas civiles
con remos que no pesan, porque van
como los brazos del correo chuan
que remaba la Mancha con fusiles.

Diré con una épica sordina:
la Patria es impecable y diamantina.

Suave Patria: permite que te envuelva
en la más honda música de selva
con que me modelaste por entero
al golpe cadencioso de las hachas,
entre risas y gritos de muchachas
y pájaros de oficio carpintero.

PRIMER ACTO

Patria: tu superficie es el maíz,
tus minas el palacio del Rey de Oros,
y tu cielo, las garzas en desliz
y el relámpago verde de los loros.

El Niño Dios te escrituró un establo
y los veneros del petróleo el diablo.

Sobre tu Capital, cada hora vuela
ojerosa y pintada, en carretela;
y en tu provincia, del reloj en vela
que rondan los palomos colipavos,
las campanadas caen como centavos.

Patria: tu mutilado territorio
se viste de percal y de abalorio.

Suave Patria: tu casa todavía
es tan grande, que el tren va por la vía
como aguinaldo de juguetería.

Y en el barullo de las estaciones,
con tu mirada de mestiza, pones
la inmensidad sobre los corazones.

¿Quién, en la noche que asusta a la rana,
no miró, antes de saber del vicio,
del brazo de su novia, la galana
pólvora de los juegos de artificio?

Suave Patria: en tu tórrido festín
luces policromías de delfín,
y con tu pelo rubio se desposa
el alma, equilibrista chuparrosa,
y a tus dos trenzas de tabaco sabe
ofrendar aguamiel toda mi briosa
raza de bailadores de jarabe.

Tu barro suena a plata, y en tu puño
su sonora miseria es alcancía;
y por las madrugadas del terruño,
en calles como espejos se vacía
el santo olor de la panadería.

Cuando nacemos, nos regalas notas,
después, un paraíso de compotas,
y luego te regalas toda entera
suave Patria, alacena y pajarera.

Al triste y al feliz dices que sí,
que en tu lengua de amor prueben de ti
la picadura del ajonjolí.

¡Y tu cielo nupcial, que cuando truena
de deleites frenéticos nos llena!

Trueno de nuestras nubes, que nos baña
de locura, enloquece a la montaña,
requiebra a la mujer, sana al lunático,
incorpora a los muertos, pide el Viático,
y al fin derrumba las madererías
de Dios, sobre las tierras labrantías.

Trueno del temporal: oigo en tus quejas
crujir los esqueletos en parejas,
oigo lo que se fue, lo que aún no toco
y la hora actual con su vientre de coco.
Y oigo en el brinco de tu ida y venida,
oh trueno, la ruleta de mi vida.

INTERMEDIO

(Cuauhtémoc)

Joven abuelo: escúchame loarte,
único héroe a la altura del arte.

Anacrónicamente, absurdamente,
a tu nopal inclinase el rosal;
al idioma del blanco, tú lo imantas
y es surtidor de católica fuente
que de responsos llena el victorial
zócalo de cenizas de tus plantas.

No como a César el rubor patricio
te cubre el rostro en medio del suplicio;
tu cabeza desnuda se nos queda,
hemisféricamente de moneda.

Moneda espiritual en que se fragua
todo lo que sufriste: la piragua
prisionera , al azoro de tus crías,
el sollozar de tus mitologías,
la Malinche, los ídolos a nado,
y por encima, haberte desatado
del pecho curvo de la emperatriz
como del pecho de una codorniz.

SEGUNDO ACTO

Suave Patria: tú vales por el río
de las virtudes de tu mujerío.
Tus hijas atraviesan como hadas,
o destilando un invisible alcohol,
vestidas con las redes de tu sol,
cruzan como botellas alambradas.

Suave Patria: te amo no cual mito,
sino por tu verdad de pan bendito;
como a niña que asoma por la reja
con la blusa corrida hasta la oreja
y la falda bajada hasta el huesito.

Inaccesible al deshonor, floreces;
creeré en ti, mientras una mejicana
en su tápalo lleve los dobleces
de la tienda, a las seis de la mañana,
y al estrenar su lujo, quede lleno
el país, del aroma del estreno.

Como la sota moza, Patria mía,
en piso de metal, vives al día,
de milagros, como la lotería.

Tu imagen, el Palacio Nacional,
con tu misma grandeza y con tu igual
estatura de niño y de dedal.

Te dará, frente al hambre y al obús,
un higo San Felipe de Jesús.

Suave Patria, vendedora de chía:
quiero raptarte en la cuaresma opaca,
sobre un garañón, y con matraca,
y entre los tiros de la policía.

Tus entrañas no niegan un asilo
para el ave que el párvulo sepulta
en una caja de carretes de hilo,
y nuestra juventud, llorando, oculta
dentro de ti el cadáver hecho poma
de aves que hablan nuestro mismo idioma.

Si me ahogo en tus julios, a mí baja
desde el vergel de tu peinado denso
frescura de rebozo y de tinaja,
y si tirito, dejas que me arrope
en tu respiración azul de incienso
y en tus carnosos labios de rompope.

Por tu balcón de palmas bendecidas
el Domingo de Ramos, yo desfilo
lleno de sombra, porque tú trepidas.

Quieren morir tu ánima y tu estilo,
cual muriéndose van las cantadoras
que en las ferias, con el bravío pecho
empitonando la camisa, han hecho
la lujuria y el ritmo de las horas.

Patria, te doy de tu dicha la clave:
sé siempre igual, fiel a tu espejo diario;
cincuenta veces es igual el AVE
taladrada en el hilo del rosario,
y es más feliz que tú, Patria suave.

Sé igual y fiel; pupilas de abandono;
sedienta voz, la trigarante faja
en tus pechugas al vapor; y un trono
a la intemperie, cual una sonaja:
la carretera alegórica de paja.






CREDO
Ricardo López Méndez
I
México, creo en ti
como en el vértice de un juramento.
Tú hueles a tragedia, tierra mía,
y sin embargo ríes demasiado,
acaso porque sabes que la risa
es la envoltura de un dolor callado.

II

México, creo en ti,
sin que te represente en una forma
porque te llevo dentro, sin que sepa
lo que tú eres en mí; pero presiento
que mucho te pareces a mi alma,
que sé que existe, pero no la veo.
III
México, creo en ti,
en el vuelo sutil de tus canciones
que nacen porque sí, en la plegaria
que yo aprendí para llamarte Patria:
algo que es mío en mí como tu sombra,
que se tiende con vida sobre el mapa.
IV
México, creo en ti,
en forma tal que tienes de mi amada
la promesa y el beso que son míos,
sin que sepa por qué se me entregaron:
no sé si por ser bueno o por ser malo,
o porque del perdón nazca el milagro.
V
México, creo en ti
sin preocuparme el oro de tu entraña:
es bastante la vida de tu barro
que refresca lo claro de las aguas,
en el jarro que llora por los poros
la opresión de la carne de tu raza.
VI
México, creo en ti,
porque creyendo te me vuelves ansia
y castidad y celo y esperanza.
Si yo conozco el cielo, es por tu cielo,
si conozco el dolor, es por tus lágrimas
que están en mí aprendiendo a ser lloradas.
VII
México, creo en ti,
en tus cosechas de milagrerías
que sólo son deseo en las palabras.
Te consagras de auroras que te cantan
¡y todo el bosque se te vuelve carne!,
¡y todo el hombre se te vuelve selva!
VIII
México, creo en ti,
porque nací de ti, como la flama
es compendio del fuego y de la brasa;
porque me puse a meditar que existes
en el sueño y materia que me forman
y en el delirio de escalar montañas.
IX
México, creo en ti,
porque escribes tu nombre con la equis,
que algo tiene de cruz y de calvario;
porque el águila brava de tu escudo
se divierte jugando a los volados
con la vida y, a veces, con la muerte.
X
México, creo en ti,
como creo en los clavos que te sangran,
en las espinas que hay en tu corona,
y en el mar que te aprieta la cintura
para que tomes en la forma humana
hechura de sirena en las espumas.
XI
México, creo en ti,
porque si no creyera que eres mío
el propio corazón me lo gritara,
y te arrebataría con mis brazos
a todo intento de volverte ajeno
¡sintiendo que a mí mismo me salvaba!
XII
México, creo en ti,
porque eres el alto de mi marcha
y el punto de partida de mi impulso.
¡Mi credo, Patria, tiene que ser tuyo,
como la voz que salva y como el ancla...!


ANTE EL ALTAR DE LOS CAUDILLOS DE LA INDEPENDENCIA

                                                                                              Manuel Brioso yCandiani

México, al recordar la ardiente guerra
a que debió su sacra autonomía,
convoca a las naciones de la tierra
a convivir con ella en armonía.

Ya no es el español el hombre odiado
que provocara cólera o rencores;
es el colono, por la ley llamado,
para entregarse en paz a sus labores.

¿Qué mejor oblación en los altares
de Hidalgo, de Morelos y Guerrero,
que ofrecer nuestra mano y nuestros lares,
transformando en nativo al extranjero?

La sangre por doquier derramada
de aquella lucha, en los heroicos hechos,
de su fruto en la tierra liberada:
por eso surgen ya nuevos derechos.

México en otro tiempo campo rojo,
sin ley augusta y sin precisa norma,
que incitaba al pillaje y al despojo,
en el pueblo laborioso se transforma.

Abre los brazos al obrero honrado
y de la servidumbre lo redime
para que viva siempre emancipado
de la miseria amarga que lo oprime.

Al que la tierra con afán cultiva,
lo alienta para ser un propietario,
y su esperanza y su trabajo aviva,
liberándolo de todo victimario.
Si antes nos agobió el encomendero
con su avaricia y su crueldad odiosa,
ya no hay trabas que opriman al obrero,
ni al campesino en la heredad fructosa.

Escuelas, bibliotecas y talleres
impulsan ya al estudio o la tarea
a ignaras más no inútiles mujeres,
y al indio analfabeto de la aldea.

Tales son los presentes redentores
Traídos de la Patria a los altares
son los frutos más sanos, los mejores
de las grandes contiendas seculares.

¡Que venga hacia este suelo el que confíe
en la rica cosecha del mañana,
que ya una nueva aurora nos sonríe
en esta fértil tierra mexicana!


















EL GRITO DE LA INDEPENDENCIA

Guillermo Prieto

Golpes suenan en la puerta,
en la puerta del cuarto,
golpes y voces que llaman
ansiosas al Cura Hidalgo.

Se hace luz, en las estancias
se pasean los caballos,
entran Allende y Aldama,
al cuarto del viejo cura.

Y sin más rodeos y preámbulos
dicen: "estamos perdidos:
¿qué resolución tomamos?"

Oye la nueva, tranquilo,
con calma y sosiego, Hidalgo. . .
"No estamos perdidos," contesta "
aquí no queda más que ir a coger gachupines"

Mientras se ajusta las armas,
y ordena que venga un criado
para que dé chocolate,
a sus valientes aliados.

Manda llamar a los serenos,
y a su hermano don Mariano;
se encendieron unas teas,
que agitaban unos cuantos.

Las veruquientas campanas,
despiertan al vecindario;
gentes a pie y de a caballo
acuden al llamamiento.

Y en una de las ventanas,
erguido, grande, sublime;
asoma su busto, Hidalgo. . . .
Y grita: ¡Muera el mal gobierno! . . .

¡Viva nuestra Madre Santísima de Guadalupe! ¡Viva América!

¡Viva México!! Viva México! ¡Viva México!

¡Viva Allende! . . . ¡Viva Aldama! . . .
¡Viva Abasolo! ¡Viva Jiménez!

¡Viva la Corregidora de Querétaro!
Doña Josefa Ortiz de Domínguez!

¡Vivan, vivan todos los que lucharon
y murieron por la Independencia Mexicana!!

¡Viva el Padre de la Patria Mexicana
don Miguel Hidalgo y Costilla!



lunes, 18 de mayo de 2015

Poesía para el día del niño

“SOY UN NIÑO”
Soy un niño,
feliz en un barquito de papel
zarpo imaginario tras piratas,
y soy terror de esos malos
y soy señor de los mares
con mi espada de carrizo en las batallas

Soy un niño,
conozco el espacio total
que hay más allá del cielo;
y soy el dueño del sol,
de la luna y las estrellas;
voy de Mercurio a Plutón
en mis vuelos.

Soy un niño,
así de pequeño
soy más fuerte que Sansón,
pues hago trizas los problemas
de mis papás a los que quiero;
dicen ellos que en mi cara
está el cielo.

Soy un niño,
quiero ser astronauta
y ayer quise ser bombero;
soy el más rico del mundo
¡ tengo mis propios sueños !
puedo ser lo que desee,
si lo quiero.

Soy un niño,
hay un lugar para mí
en el reino de los cielos,
que espero conservar
y al ser adulto no perderlo;
soy preferido de Dios:
entre Él y yo no hay secretos.

En un ciclón que avasalla
soy ternura y cariño;
hijo de dos que se aman
soy de Dios... soy un niño.
Bruno Pablos.

Poesía a Cristobal Colón | Poema al descubrimiento de América

“A CRISTÓBAL COLÓN”

Cristóbal Colón, marino firme y genial,
luchador incansable y tenaz guía
que supiste llegar hasta el final
en tus “Pinta”, “Niña” y “Santa María”.

Señor de la aventura y el tesón
que mostraste forma y dimensión del mund
poniendo en esa empresa el corazón,
profunda convicción y gran estudio.

Zarpando del puerto de palos de Moguer
en el mar de las tinieblas te adentraste,
hasta que Rodrigo de Triana dio a saber
el ansiado “¡ tierra, tierra !”, que lograste.

Por unir dos tierras una vez
y probar que es una y que es esférica,
en homenaje al ilustre Genovés
que toque las campanas toda América.

Conociendo las mil trabas que sorteaste
navegante de los viajes del ayer,
hoy mi corazón de niño entusiasmaste
y quiero mío el continente del saber.

Bruno Pablos.

miércoles, 29 de abril de 2015

Poema al padre | Poesía para el día del padre


Oye negra, ¿te puedo hablar?
ya los chicos se han dormido
así que, así que deja el tejido,
que después te equivocas.
Hoy te quiero preguntar,
por qué motivo las madres amenazan a sus hijos
con ese estribillo fijo de “¡ah cuando venga tu padre!”
y con tu padre de aquí, y con tu padre de allá,
resulta de que al final, al verme llegar a mí,
lo ven entrar a Caín y escapan por todos lados.
Y yo que vengo cansado de trabajar todo el día,
recibo de bienvenida una lista de acusados,
tú empiezas con tus quejas y yo tengo que enojarme,
igual que hacía mi padre al escuchar a mi vieja
Entraba a fruncir la ceja apoyando a ese fiscal
que en medio del temporal se erigía en defensora,
lo mismo que tú ahora que siempre me dejas mal,
si los perdono, “que ejemplo ¿es así como los educas?”
si los castigo “eres bruto, no tienes sentimientos”
A mí, a mí que llegué contento y no tuve más remedio
que poner cara de serio y escuchar tu letanía,
a mí, a mí que me paso el día pensando en jugar con ellos
yo sueño en llegar a casa y olvidarme felizmente del trabajo,
de la gente y de todo lo que pasa.
Los hijos son la esperanza y el porqué de nuestras vidas,
por eso nunca les digas “¡ah! cuando venga tu padre”,
no quiero encontrar culpables, quiero encontrar alegría,
que no me pongas de escudo como lo hacía mi madre,
que consiguió que a mi padre lo imaginara un verdugo,
él llegaba y te aseguro que se acababan las risas.
Y en lugar de una caricia o hablarle como a un amigo,
lo miraba compungido, presintiendo una paliza,
y el pobre, que me entendía, sacudiendo la cabeza
escuchaba con tristeza lo que mi madre decía.
Y que él, y que él de sobra sabía “¡que con este no se puede,
que me pinta las paredes, que trajo las suelas rotas,
que la calle, la pelota, que me saca canas verdes!”
A la cama sin cenar, aburrido me ordenaba,
mi madre me consolaba y yo, y yo lo culpaba a él,
a él que había llegado recién de trabajar cansado
y ya lo había yo amargado con todas mis travesuras.
Los hijos nunca analizan el sentimiento del padre,
porque el brillo de la madre es tan fuerte, que lo eclipsa
solo le hacemos justicia cuando nos toca vivir a nosotros su problema,
¡ay..  si mi padre viviera! que recién lo comprendí
y por qué nunca me dijo lo mucho que me quería,
Si hoy yo sé cuánto sufría al ver enfermo a su hijo
porque me miraba fijo el primer pantalón largo
y se, y sé que hasta me habrá besado cuando yo estaba dormido
hoy que todo lo comprendo, ¿por qué no estás a mi lado?
¿Por qué no estás ahora para besarte bien fuerte viejo lindo?
y ofrecerte mi cariño a todas horas.
Ves a tu hijo que llora, pero llora con razón,
porque te pide perdón pensando en aquellos días
en que ciego no veía que eras puro corazón,
déjame negra que llore, es tan lindo desahogarse.
En fin, veamos que hacen nuestros futuros señores
mira esos pantalones, tápale un poco a la nena
si, si, ya sé, no me lo digas, hoy se fue a la calle sola
acuéstate rezongona, mañana, mañana será otro día.

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