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martes, 23 de octubre de 2012

Mi país, oh mi país, poesía contra la guerra en México

 

(Efraín Huerta)

Ardiente, amado, hambriento, desolado,
Bello como la dura, la sagrada blasfemia;
País de oro y limosna, país de paraíso,
país infierno, país de policías.

Largo río de llanto, ancha mar dolorosa,
República de ángeles, patria perdida.
País mío, nuestro de todos y de nadie.
Adoro tu miseria de templo demolido
Y la montaña de silencio que te mata.

Veo correr noches, morir los días, agonizar las tardes
Morirse todo de terror y de angustia.
Porque ha vuelto a correr sangre de los buenos
Y las cárceles y las prisiones militares son para ellos.
Porque la sombra de los malignos es espesa
Y amarga y hay miedo en los ojos y nadie habla
Y nadie escribe y nadie quiere saber nada de nada,
Porque el plomo de la mentira cae, hirviendo,
Sobre el cuerpo del pueblo perseguido.

Porque hay engaño y miseria y el territorio
Es áspero edén de muerte cuartelaria.
Porque al granadero lo visten
De azul de funeraria y lo arrojan
Lleno de asco y alcohol
Contra el maestro, el petrolero, el ferroviario, y así mutilan la esperanza y le cortan
El corazón y la palabra al hombre
Y la voz oficial, agria de hipocresía
Proclama que primero es el orden
Y la sucia consigna la repiten
Los micos de la prensa,
Los perros voz –de su- amo de la televisión,
El asno en su curul, el león y el rotario,
Las secretarias y ujieres del procurador
Y el poeta callado en su muro de adobe,
Mientras la dulce patria temblorosa
Cae vencida en la calle y en la fábrica.

Este es el panorama:
Botas, culatas, bayonetas, gases…
¡ Viva la libertad ¡
Buenavista, Nonoalco, Pantaco, Veracruz…
Todo el país, amortajado, todo,
Todo el país envilecido,
Todo eso, hermanos míos,
¿No vale mil millones de dólares en préstamo?
¡ Gracias, becerro de oro ¡ ¡ Gracias, FBI ¡
¡ Gracias, mil gracias, Dear Mister President ¡
Gracias, honorables banqueros,
Honestos industriales, generosos monopolistas,
Dulces especuladores;
Gracias laboriosos latifundistas,
Mil veces gracias, gloriosos vendepatrias;
Gracias gente de orden, demos gracias a todos
Y rompamos con un coro solemne de gracia
Y gratitud el silencio espectral que todo lo mancilla.
¡Oh país mexicano, país mío y de nadie!
Pobre país de pobres, pobre país de ricos.
¡ Siempre más y más pobres ¡
¡ Siempre menos, es cierto, pero siempre más ricos!
Amoroso, anhelado, miserable, opulento,
País que no contesta, país de duelo.
Un niño que interroga parece un niño muerto,
Luego la madre pregunta por su hijo
Y la respuesta es un mandato de aprehensión.
En los periódicos vemos bellas fotografías
De mujeres apaleadas y hombres nacidos en
México, que sangran y su sangre
Es la sangre de nuestra maldita conciencia
Y de nuestra cobardía.
Y no hay respuesta nunca para nadie
Porque todo se ha hundido en un dorado mar de dólares
Y la patria deja de serlo
Y la gente sueña en conjuras y conspiraciones
Y la verdad es un sepulcro.
La verdad la detentan los secuestradores,
La verdad es el fantasma podrido de Mc Carthy
Y la jauría de turbios, torpes y mariguanos
Inquisidores de huarache,
La verdad está en los asquerosos hocicos
De los cazadores de brujas,
¡ La grande y pura verdad patria la poseen,
oh, país, país mío, los esbirros,
los soldados, los delatores y los espías ¡

No, no, no, la verdad no es la dulce espiga
Si no el nauseabundo cóctel de barras y de estrellas.
La verdad, entonces, es una democracia nazi,
En la que todo sufre, suda, se avergüenza,
Porque mañana, hoy mismo,
El padre denunciará al hijo, y el hijo
Denunciará a su padre y a sus hermanos.
Porque pensar que algo no es cierto
O que un boletín del gobierno
Puede ser falso querrá decir
Que uno es comunista y entonces vendrán
Las botas de la gestapo criolla
Vendrán los gases, los insultos, las vejaciones,
Y las calumnias y todos dejaremos de ser
Menos que polvo, mucho menos que aire
O ceniza, porque todos habremos descendido
Al fondo de la nada, muertos sin ataúd,
Soñando el sueño inmenso
De una patria sin crímenes…
Y arderemos, impíos y despiadados,
Tal vez rodeados de banderas y laureles,
Tal vez lo más seguro,
Bajo la negra niebla
De las más negras maldiciones…

Poesía Remigio

Orale!… Remigio.
garre sus “tliliches”
y como de rayo se me va “lescuela”,
pero ya volado que si li hace tarde,
y no sia la cosa que mi lo diguelvam
con estas “josefas “vas a la varilla
y luego ti mercas.

Pero mita y mita con la “chilpayata”
a entrarle macizo con lo que ti venga.
A escribir la plana, a ler la letura,
a hacer munchas cuentas.

Ya le dije a “maistro” que le doy “premiso”
pa arrimarte sobas y darte tus felpas,
si te vas de pinta por los tecorrales
o en case calleja.

O que …? ese chipote como jue…? rezando…?
y esa coronita que pareces cura?
y luego ese diente!
no vas a decirme que jue el siñor “maistro “que te dio en la jeta!.
y esos pantalones??!!…
Valgame la virgen!… valla con su nana que le ponga un parche ,
y vamos; Pero rapido!…
Garre sus “tliliches” y como de rayo se me va “lescuela”.

Pero oime Remigio!….
Tovia es muy temprano.
Y creo que “lescuela” tovia no esta abierta
perate tantito…
pon ahi tus colores y tu silabario,
y ven con tu “aguelo” pa que lo diviertas.

Con que ya aprendite todo el cajoncito?,
diantre de muchacho , casi no lo “creiba”.
Y luego ya tienes la letra redonda,
tan clara y bien hecha?; Como los huevitos de las ( cucuchitas )
o las piedrecitas , o las matatenas.
ta gueno mi lindo! Ojalá la virgen nunca lo “premita”
que ti falte escuela.

” Si halgun dia llegaras a ser licenciado
vente pa tu pueblo con todo y querecia,
el terruño tiene un saborcito a frutas
caen sobre sus pechos todas las estrellas,
huelen sus caminos a cariño abierto
corre entre sus calles un olor de almendras”

.
Remigio…. No llores…
Por que si tu chillas, me “desasociegas”
ya estate en silencio,
no guelvo a decirlo. pero alza los ojos tantito siquiera,
“mijito” de el alma, alza la cabeza!.

Pero que devizo ?. Con que no chillavas !…
y te tavas riendo!…
Vamos sin verguenza, garre sis “tiliches”
y como de rayo se me va “lescuela”…

jose chavarrieta

Lenta agonía, Poesía a México

hace tiempo quería decirlo,
pero no estaba consciente de mi realidad
tal vez era muy pequeña todavía,
y cuando deseaba hacerlo,
las palabras se negaban a salir,
pero he crecido… lentamente
con el mismo deseo de ayer.

¡Y estoy viviendo contigo!
A pesar de todo me doy cuenta
Que poco a poco estás muriendo
Y quisiera huir de tu agonía,
Pero el tiempo tiene que seguir.

¡MEXICO! Lentamente estás muriendo
ya nadie quiere creer en ti,
ya no quieren discursos demagógicos,
¡Ahora quieren la verdad!
No importa cual sea ¡Pero ya!
Es el momento, no dejes el tiempo transcurrir
Que no té de vergüenza mencionarlo,
Dile al mundo entero lo que deseen escuchar.

¡MEXICO! Lentamente estás muriendo,
ya nadie quiere luchar por ti,
pues cometiste aquellas injusticias
Conque a muchos hiciste sufrir,
¡Aquello todavía no se puede olvidar!
¡Dos de octubre, no se olvida!

Escuché a mucha gente gritar,
Cuantas gargantas quedaron apagadas
¿Lo sabes México? ¿Lo sabes ya?
1975, año internacional de la mujer,
¿Acaso de la mujer que prostituyes?
¡De la mujer humilde y campesina!
¡De la que trabaja para vivir!
¿De la madre soltera que rechazó la sociedad?

1979, año internacional del niño,
¿De aquél niño que viaja a Europa?
¿O de aquél niño que es hijo de magnates?
¿De aquél niño que vive con lujo y pompa?

¡MEXICO! Ya no tienes juventud
la que había está bailando al son de la música que tocas,
no la busques en la escuela o en la casa,
¡Búscala en los centros de vicio y prostitución!
¡Ahí están! ¡Ahí están! Convertidas en idiotas
¿No para eso querías la televisión?
No les preguntes quien fue Juárez, Morelos o Zapata,
Mejor pregúntales, si ya hicieron la prueba del añejo,
O si ya tomaron ¡La rubia que todos quieren
O si ya usaron una manchester
Y se sintieron a gusto,
¡Ya no busques muchachas como antaño!
Ni preguntes el porqué de la nueva ola.

Guarda silencio mejor, que es más elocuente
A que mil palabras te hagan daño,
Tampoco preguntes, porque los campos se van
Marchitando lentamente.

Ya es inútil decir: El campo es primero,
O bien campesino no siembres amapola o mariguana,
¡Basta ya de tanta demagogia!
Que si fueran alimentos todos obesos estaríamos.

¡MEXICO! Lentamente estás muriendo,
porque el clarín con que llamas a tus hombres al combate,
está perdiendo su voz de trueno,
y aquéllos para casos de emergencia,
están enmohecidos por el tiempo transcurrido
los tambores ya no tocan las notas marciales
¡Y los jóvenes, y los niños! ¡Ven con indiferencia!
Que pasa frente a ellos su bandera.

Ya olvidaron los paisajes de la historia,
Y la sangre derramada,
Han perdido la conciencia y el civismo,
Pues ya no cantan con sentimiento nuestro himno.

¡MEXICO! Los que hicieron la revolución,
¡Exigen justicia! No los premies con medallas,
ni les des papeles para premiar su heroísmo,
¡Dales tierras! ¡Las tierras que un día fueron de ellos!
¡Regrésales sus campos! que por ellos han luchado,
y así sentirás que respiras nuevamente,
la naturaleza parece comprender tu agonía.

Las flores ya no emiten su aroma,
Los árboles se mueren lentamente,
¿Y tus leyendas? ¿Y tus tradiciones?
¿Dejarás que mueran contigo?
¡México lindo y querido! Como México no hay dos,
y también tu canción mixteca.

El poeta quiere decirlo siempre,
El escritor desea recordártelo,
El estudiante, empieza a comprender,
Entiéndelo tu que estás sufriendo.

¡MEXICO! Lentamente estás muriendo,
y no nos culpes de tus agonías,
pues ya muchas veces has matado a MI PUEBLO.
Y a pesar de que lo sabes, nunca dijiste nada,
No querías reconocerlo, sin embargo eres mi patria,
Eres mi México y te estoy esperando,
¡Habla, ¡Habla con la verdad!
Para que ya no digamos que te estás muriendo,
Para que con obreros, campesinos, estudiantes,
Amas de casa, desempleados, pregonemos:
¡MEXICO! ¡MEXICO!
Te estamos rescatando.

Poesía: Que me perdone la ciencia

Estoy solito en mi rancho,

he quedado solo en la casa

y ladran los perros afuera

como si vieran fantasmas.

Alones de pájaros negros

me ponen luto en las mangas

y es tan grande el sufrimiento

que voy llevando en el alma

que no lo explican las cosas

ni lo dicen las palabras.

Ocho años, acho años

tenía el pobre hijito de mi alma

que despertó una mañana

con los ojitos encendidos

y el cuerpecito echando llamas.

Me muero, mamá, decía

me muero tata gritaba

tengo una sed de martirio

y un fuego que me abrasa.

Besé al cachorro en la frente

y a la madre en la mirada

y volé, volé en mi caballo

al pueblo.

Siete leguas, siete leguas

de distancia

y el grito de mi hijo adentro

¡agua mamá! ¡agua tata!

Le expliqué al doctor el caso,

se acomodó en su butaca,

me miró de arriba abajo

y me dijo:

Lo siento mucho,

pero la senda que va a tu rancho

es muy mala

y me va a estropear el auto.

Ahí, ahí yo comprendí entonces

que la ciencia no es tan ciencia,

porque no se tiene conciencia,

porque por esos caminos

donde muchos médicos no andan

corre a galope la muerte,

va y viene la desgracia.

Encargó que le comprara

al pasar por la botica

un frasco de limonada

y que trajese al enfermo

cuando la fiebre pasara.

Y yo, yo regresé a mi rancho

como todo padre regresaría

en iguales circunstancias,

con el corazón en los labios

y la tristeza en el alma.

Y el médico no venía,

y el médico no venía

y no era por la senda que iba a mi rancho, ¡no!

sino porque yo no tenía

con qué pagarle a la ciencia.

La fiebre duró poquito,

se le cortó una mañana

entre cantos de zorzales

y el suave aclarar del alba.

La madre abrazaba al hijo,

¡mi hijo con la frente helada!

y yo sin voz,

ahí parado junto a su cama,

poco después de enterrarlo

se fue turbando mi Juana,

se la pasaba todo el día llorando.

Con las manos sobre el pecho,

lo mismo si arrullara un niño

recién nacido,

así, así se me fue la pobre,

así, así la guarda la tierra

con las manos sobre el pecho

acunando su desgracia.

Y ahora sí estoy solito en mi rancho,

he quedado solito en la casa

y ladran los perros afuera

como si vieran fantasmas

y alumbran en mis pensamientos

candiles de luces malas.

Al filo en la medianoche

mi cuchillo cabo de plata,

la única plata del pobre

que nunca sirve pa’ nada

y medito mi venganza.

Por eso le grito al mundo

¡Que me perdone la ciencia!

No me culpen si mañana

dicen que soy un bandido

o un mal hombre sin entrañas.

Nací buey y me hacen puma,

fui cordero y me ponen garras.

Dios todopoderoso

haz que despierte el alba

y arráncame de mi pecho

ese grito, ese grito,

ese grito que me mata:

¡Agua mamá, agua tata!

Cuando yo vine a este mundo, poesía

Cuando yo vine a este mundo,
nadie me estaba esperando;
así mi dolor profundo
se me alivia caminando,
pues cuando vine a este mundo,
te digo,
nadie me estaba esperando.

Miro a los hombres nacer,
miro a los hombres pasar;
hay que andar,
hay que mirar para ver,
hay que andar.

Otros lloran, yo me río,
porque la risa es salud:
lanza de mi poderío,
coraza de mi virtud.
Otros lloran, yo me río,
porque la risa es salud.

Camino sobre mis pies,
sin muletas ni bastón,
y mi voz entera es
la voz entera del sol.
Camino sobre mis pies,
sin muletas ni bastón.

Con el alma en carne viva,
abajo, sueño y trabajo;
ya estará el de abajo arriba,
cuando el de arriba esté abajo.
Con el alma en carne viva,
abajo, sueño y trabajo.

Hay gentes que no me quieren,
porque muy humilde soy;
ya verán cómo se mueren,
y que hasta a su entierro voy,
con eso y que no me quieren
porque muy humilde soy.

Miro a los hombres nacer,
miro a los hombres pasar;
hay que andar,
hay que vivir para ver,
hay que andar.

Cuando yo vine a este mundo,
te digo,
nadie me estaba esperando;
así mi dolor profundo,
te digo,
se me alivia caminando,
te digo,
pues cuando vine a este mundo,
te digo,
¡nadie me estaba esperando

NICOLAS GUILLEN

Mamá soy paquito, poesías mexicanas

Paquito 
Salvador Díaz Mirón 

Cubierto de jiras, 
al ábrego hirsutas 
al par que las mechas 
crecidas y rubias, 
el pobre chiquillo 
se postra en la tumba, 
y en voz de sollozos 
revienta y murmura: 
"Mamá, soy Paquito; 
no haré travesuras." 

Y un cielo impasible 
despliega su curva. 

"¡Que bien que me acuerdo! 
La tarde de lluvia; 
las velas grandotas 
Que olían a curas; 
y tú en aquel catre 
tan tiesa, tan muda, 
tan fría, tan seria, 
y así tan rechula! 
Mamá, soy Paquito; 
no haré travesuras." 

Y un cielo impasible 
despliega su curva. 

"Buscando comida, 
revuelvo basura. 
Si pido limosna, 
la gente me insulta, 
me agarra la oreja, 
me dice granuja, 
y escapo con miedo 
de que haya denuncia. 
Mamá, soy Paquito; 
no haré travesuras." 

Y un cielo impasible 
despliega su curva. 

"Los otros muchachos 
se ríen, se burlan, 
se meten conmigo, 
y a poco me acusan 
de pleito al gendarme 
que viene a la bulla; 
y todo, porque ando 
con tiras y sucias. 
Mamá, soy Paquito; 
no haré travesuras." 

Y un cielo impasible 
despliega su curva. 

"Me acuesto en rincones 
solito y a obscuras. 
De noche, ya sabes, 
los ruidos me asustan. 
Los perros divisan 
espantos y aúllan. 
Las ratas me muerden, 
las piedras me punzan... 
Mamá, soy Paquito; 
no haré travesuras." 

Y un cielo impasible 
despliega su curva. 

"Papá no me quiere. 
Está donde juzga 
y riñe a los hombres 
que tienen la culpa. 
Si voy a buscarlo, 
él bota la pluma, 
se pone muy bravo, 
me ofrece una tunda. 
Mamá, soy Paquito; 
no haré travesuras." 

Y un cielo impasible 
despliega su curva.

 

viernes, 5 de octubre de 2012

Oración al bebé no nacido

(Fidencio Escamilla Cervantes)

Hijo: yo sé que no me escuchas,
Aunque te siento dentro de mi vientre,
Pero tengo necesidad de decirte estas palabras.
Palabras que me harán infeliz,
Que las recordaré por siempre,
Que marchitarán mi corazón,
Que me romperán el alma;
Pero tengo que decirlas y tú escucharlas.

¡Tú no debes nacer!
No venir a este mundo poblado de injusticias,
Harto de cieno y repleto de inmundicia
Carente de amor, de hermandad y de sonrisa
Donde el látigo hambruno es la única caricia.

¡Tú no debes nacer! No en este tiempo
en que el minuto señala la hora fraticida,
en que los tanques se llenan de locos y suicidas,
en este tiempo de horas reducidas
que nos da un marcapaso del lapso de la vida.

¿Venir al mundo, ¡para qué!? ¡A la miseria!
A ser esclavo y carnada de una guerra
Que tuvo principio en el odio y dominio por la tierra;
Donde el ser humano es un pleito sin fin:
¡Tú no debes nacer!
No venir a un mundo poblado de carroña,
En donde cada humano es semilla de ponzoña,
A un mundo inhóspito y aterrador,
Sediento de venganza,
Donde cada día por venir es fiesta de matanza.
Venir a sufrir ¿Nacer para eso?
Tú que estabas llamando a ser punto del progreso,
A ser hombre útil de una patria prometida,
A ser tierra fértil de la siembra de semillas.

…Nacer ¿Para qué?…
Perdona, hijo, las palabras que te digo,
Pero es necesario decirlas y al decirlas me maldigo;
Porque he de parecer él más peor de los humanos,
Serpiente entre serpientes,
De instintos crueles y malos.

No debes nacer porque te pregunto:
¿Quién te librará de hambres y humillaciones?
Con un padre destrozado por los mismos hombres,
Con una madre sin brazos y sin piernas
Resultado fatal que dejaron las cruentas explosiones.
¿Quién te ayudará a nacer si estoy lisiada?
¿Quién amamantará tu carne pobre y flaca?
Y si lloras -porque el llanto es señal que algo té falta-
¿Quién hará una caricia a tu frente tibia y pálida?

¿A ver un mundo horroroso humeante entre las brazas?
¿A esperar la hora final de esta podrida raza?
¡No, tu no debes nacer! ¡Yo moriré contigo!
Sin piernas y sin brazos
¿Qué puede ser más cruel castigo?

Morir así, juntitos, hijo mío, es mi consuelo
Y si es cierto que reina un Dios en nuestro cielo,
A mi me ha de perdonar, a tí, abriré su reino, y
Como angelito que eres, regalarte alas
Y así puedas brincar, correr, jugar
Y montarte en las estrellas
Y en las noches tranquilas y serenas,
Iluminadas por esplendorosa luna llena,
Mires lo poco que queda de la tierra,
y mi hijo, hijito mío,
Pueda decir su vocecita tierna:
Mi madre, tenías razón:
Tu sin brazos y sin piernas,
Yo, huérfano de corazón,
Y la humanidad entre tinieblas.

Ahora se cuanto te quiero
Porque soy ángel del señor;
Mi madre, madrecita mía, ¡Tenías razón!
Y desde mi cuna, que es el cielo,
A dónde quiera que estés,
Te perdono, ¿Te perdono de todo corazón?”

Torpe, Poema a un maestro

Abraham Rivera Sandoval

Torpe…me dijiste un día

y tu voz en el salón

resonó en mi corazón

y huyó de mi la alegría

 

Después que tu voz oyeron,

aunque al pricipio hubo azoro,

mis compañeros en coro

torpe…torpe…me dijeron.

 

Dí maestro…hubo razón

para que tú, con enfado,

me dejaras humillado

sin tenerme compasión?

 

Ahora que el tiempo ha pasado

maestro, te doy mi consejo

ya no formes el complejo

que a un niño deja marcado.

 

Por mi parte ahora te digo

que el daño que me hiciste

por fortuna ya no existe.

Y como amigo te escribo.

 

Soy psiquiatra, por decir,

puesto que estoy titulado,

y me ofrezco con agrado…

por si te puedo servir…

México, creo en tí, poesía de Ricardo López Méndez

Por Ricardo López Méndez

México, creo en ti,

 

como en el vértice de un juramento.

 

Tú hueles a tragedia, tierra mía,

 

y sin embargo ríes demasiado,

 

acaso porque sabes que la risa

 

es la envoltura de un dolor callado.

 

México, creo en ti,

 

sin que te represente en una forma

 

porque te llevo dentro, sin que sepa

 

lo que tú eres en mí; pero presiento,

 

que mucho te pareces a mi alma,

 

que sé que existe pero no la veo.

 

México, creo en ti,

 

en el vuelo sutil de tus canciones

 

que nacen porque si, en la plegaria

 

que yo aprendí para llamarte Patria,

 

algo que es mío en mi como tu sombra,

 

que se tiende con vida sobre el mapa.

 

México, creo en ti,

 

en forma tal que tienes de mi amada

 

la promesa y el beso que son míos,

 

sin que sepa porqué se me entregaron;

 

no sé si por ser bueno o por ser malo,

 

o porque del perdón nazca el milagro.

 

México, creo en ti,

 

sin preocuparme el oro de tu entraña;

 

es bastante la vida de tu barro,

 

que refrescas lo claro de las aguas,

 

en el jarro que llora por los poros

 

la opresión de la carne de tu raza.

 

México, creo en ti,

 

porque creyendo te me vuelves ansia

 

y castidad y celo y esperanza.

 

Si yo conozco el cielo es por tu cielo,

 

si yo conozco el dolor es por tus lágrimas

 

que están en mí aprendiendo a ser lloradas.

 

México, creo en ti,

 

en tus cosechas de milagrerías

 

que sólo son deseo en las palabras.

 

Te contagias de auroras que te cantan

 

¡y todo el hombre se te vuelve carne!

 

¡y todo bosque se te vuelve selva!

 

México, creo en ti,

 

porque nací de ti, como la flama

 

es compendio del fuego y de la brasa;

 

porque me puse a meditar que existes

 

en el sueño y materia que me forman

 

y en el delirio de escalar montañas.

 

México, creo en ti,

 

porque escribes tu nombre con la equis

 

que algo tiene de cruz y de calvario;

 

porque el águila brava de tu escudo

 

se divierte jugando a los “volados”

 

con la vida y, a veces con la muerte.

 

México, creo en ti,

 

como creo en los clavos que te sangran;

 

en la espina que hay en tu corona,

 

y en el mar que te aprieta la cintura

 

para que tomes en la forma humana

 

hechura de sirena en las espumas.

 

México creo en ti,

 

porque si no creyera que eres mío

 

el propio corazón me lo gritara,

 

y te arrebatara con mis brazos

 

a todo intento de volverte ajeno,

 

¡sintiendo que a mí mismo me salvaba!

 

México, creo en ti,

 

porque eres el alto de mi marcha

 

y el punto de partida de mi impulso.

 

¡Mi credo, Patria, tiene que ser tuyo,

 

como la voz que salva

 

y como el ancla…!

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