martes, 9 de enero de 2018

Bien se puede llorar - Poesía a la libertad

Roberto Arizmendi Rodríguez)
Bien se puede llorar por lo existente:
Un cúmulo de penas e injusticias
Perpetradas por bestias “racionales”
Que piensan con cerebros económicos.
Bien se puede llorar sentado en una piedra
A la orilla de un ghetto americano,
Entre ratas hambrientas que se burlan
De los negros que sostienen opresiones.
Bien se puede llorar en Puerto Rico
Por un pueblo que quiere independencia,
Para luego lanzarse a la lucha
Por una auténtica liberación para su patria.
Bien se puede llorar lejos de América,
Por un pueblo inocente desangrado
Por los fusiles de un ejército, que guarda
Intereses en campos vietnamitas.
Bien se puede llorar en Colombia y Argentina,
En suelos panameños, bolivianos
Y en toda sudamérica
Que busca anhelante un cielo limpio.
Bien se puede llorar en Africa oprimida,
En las sombras terribles de la selva,
O en los nacientes pueblos que soportan
La “ley” del apartheid anti-africano.
Bien se puede llorar en todo el mundo.
O contemplar sentado en una estrella
El ardoroso vómito de fuego
Despedido por armas de violencia.
Bien se puede llorar cuando es pisada
Una flor inocente, pretendiendo
Abrir sus pétalos al sol
Y vivir felizmente en sus jardines
Bien se puede llorar… y para que…
Son tantos los ojos desecados
Y tantas las lágrimas vertidas…
Lágrimas de dolor, de injusticia, de opresión.
Lágrimas de angustia y de odio.
Lágrimas libertarias y lágrimas de muerte…
Y que…
Han sido lágrimas vanas.
Alimento de mares y ríos.
Mil burlas de cafés aburguesados
E insistencia al sadismo del poder.
Entonces para que seguir mojando el mundo.
Para qué darles agua a los baños perfumados,
Para que ahondar el surco en las mejillas.
Bien se puede llorar, ¡Sí!
Pero si se quieren contemplar nacionales libres,
Si se quiere sentir la libertad lograda
Y si se quiere vivir la justicia tan ansiada,
¡Para qué derramar inútilmente
nuestra sangre por los ojos…?
La sangre de dolor del oprimido,
La sangre de dolor del torturado
Gime y grita angustiada
A su sangre hermana.
Quiere formar con ella un cielo rojo,
Hermoso y amplio,
En él que aquellas blancas nubes,
Hipócritas y obscenas, no escondan ya
Napalm y bayonetas ni escupan
Con sus lluvias, atómicas y balas.
Sería lograr con nuestras sangres
_ en parto doloroso,
el nacimiento ansiado de otro mundo.
La realización buscada
De nuestro hombre y nuestro mundo nuevos.

En otra advocación y en otro tiempo - Poema

Roberto Arismendi Rodríguez
 
La noche tiene otro color ahora,
no inundan tus sueños esta alcoba
ni tu sonrisa diluye los fantasmas;
no hay música ni callejones,
no hay frutos silvestres
para el aroma de tu cuerpo;
eres recuerdo,
sólo recuerdo que reconstruye el tiempo.
Alargo mi tacto
y no te alcanzo,
eres sólo parte integrante del deseo
y el amor
es gozo de saber
que un día,
como ayer,
recorreré de nuevo
el inmenso océano de tu piel dormida.
Encenderemos fogatas
entonces
para invocar dioses
que inventemos,
entre aromas difusos
y castillos de ensueño o leyenda.
Esta es otra ciudad,
es cierto,
pero
también estás
aunque en otra advocación
mas con el mismo asombro
como cuando descubres
de repente
el cielo, el gozo, el sol,
con otros tonos distintos
o el color infinito de la dicha
y entonces yo nombro tu nombre
y me pierdo otra vez en tus rincones
hasta
que la luz de nuevo
nos descubre el tiempo.

Dura patria - Poesía a nuestro país

(Ricardo Capetillo Casares)
Me voy a detener en el camino,
en la cruda confluencia del camino,
donde se junta el golpe de las risas
con el grito crucial de la miseria.
Voy a clavar mi canto “traicionero”
donde han puesto otras voces sus aplausos
embotando la arista de los pueblos.
No todo es pregonar que todo es bello,
que todo es dulce, suave, placentero
en la cruel realidad de nuestras vidas.
No todo es afirmar que lo primero
es presentar la imagen deformada
de una patria vibrante y cantarina
sin visos de dolor y enriquecida
por el soñado esfuerzo de su gente.
Para que un pueblo crezca, se haga grande,
debe recoger lo bueno y malo,
y así  junto, mezclado con los dedos,
arrojarlo al rigor de la conciencia.
Que el que piensa que el ritmo de la patria
es tan sólo cantar las cosas bellas
tiene el riesgo que el golpe de la historia
le cruce sus palabras con lo cierto.
Oh México, eres grande. Te venero
pero tal como eres, no velado,
no encubierto tu cuerpo dolorido
con la cómoda veste del discurso
que busca complacer, sin ver que daña
al pobre analfabeta que se esconde
en la cueva insalubre de su pena.
Oh México, eres grande. Te venero
pero tal como eres, no encubierto
por la injusta alabanza que denigra
por parejo al que dice y al que escucha.
Oh México, eres grande. Te venero
pero tal como eres, no falseado,
que el amor verdadero hacia la patria
es igual al del niño en su inocencia
que tiene al que le dio la vida buena
(pobre, tal vez, pero fecunda vida)
devoción, fiel entrega, amor sincero.
Oh México, eres grande. Te venero
pero tal como eres, no escondido
en la vergüenza estúpida de un canto
que levantan por ti los vendepatrias;
ni oculto entre falsas oriflamas
que un grupo de canallas pavonean
para tapar el llanto de tus hijos.
Oh México, eres grande. Te venero
y tal vez –ojalá- más grande fueras
si a fuerza de ser inmenso te entregaras
a darle libertad al oprimido,
si colmaras la boca del hambriento,
si curaras las llagas del herido,
si vistieras con galas los harapos,
si pusieras sonrisa entre los labios
torcidos de dolor y de miseria.
Oh México, eres grande. Te venero
y tal vez –ojalá- más grande fueras
si a fuerza de ser inmenso te entregaras,
lo mismo que una madre apasionada,
en brazos de tus hijos olvidados,
en brazos de tus hijos oprimidos.

Poema Ebrio

(Anónimo)
Sí soy yo… el hombre ejemplo,
el hombre bueno, el católico.
¿De qué te espantas?
¿No sabias que soy alcohólico?
Soy una persona como antas.
¿Hipócrita?, ¡claro!, ¿Cuál es el problema?
Esto es muy normal, es lo de todos…
¿Qué quieres? Sí, te he defraudado.,
pero dime; ¿quiénes no son beodos;
¿Quiénes no son hipócritas?
¿Tú? ¿O tú?, ¿a poco tú? Ya ni te fijes,
es un deporte muy generalizado.
Te saqué de onda ¿no?
No esperabas que yo me la pusiera,
Te comprendo. Yo,   el marido modelo,
El intachable, el que nunca te ofendiera,
El padre hogareño y cumplido…
Bueno, ya, no te pongas compungido
¡ah caray!  Salió en verso y sin esfuerzo
como dicen por ahí mis cuates;
pero agárrate, que faltan los remates.
Mira; toma el pobre, el mediocre y el burgués;
El culto, el político y el trabajador.
¿Por qué? ¿Cómo que por qué?
Ay cuatito, ya cállate mejor.
¿Pos de cuál fumas?
Digo, ¿de dónde vienes?
O te haces o eres…de otro planeta.
Eso, aquí entre nos, la mera neta,
¿no sabes que todo anda de la re… contra?
Lo que hacemos y decimos no es natural,
Todo es fingido, es coba, hipocresía social.
A ver, ¿por qué tomamos?
¿Por qué somos indiferentes, apáticos?
Freyre dijo: “El hombre que no se compromete
Con su mundo, no es hombre”.
¡ah,  pero nosotros somos muy simpáticos!
No hay quien comprometa su lindo nombre.
¿Por qué nos enajenamos?
¿es que ya perdimos nuestra dignidad?
Ya no protestamos, nos agachamos.
No valemos nada como humanidad.
¿ven? … los tengo bien apantallados…
¡Despierten! ¡esta farsa se acabó!
Yo no soy alcoholizado.
Algo tenía que hacer para llamar su atención;
Es tiempo de que se diga algo razonado,
Sigo que detenga la  putrefacción.
Vivimos sin brújulas, vacíos,
Tenemos valores falsos,
Caminos torcidos;  
Líderes vendidos de espíritu parcial;
La filosofía ha tenido sus desvíos,
Estamos defraudados,
Nos sentimos deprimidos,
Sin saber si la ciencia es para bien
O para mal; hay guerras por orgullos
Y gente que nos tiene reprimidos.
¡Qué ridículos, apantallamos de machos,
Presumimos de superhombres,
Sin pensar que a la familia dañamos
Y de paso, de paso nos denigramos.
Nunca faltan pretextos para tomar,
Aceptamos comerciales
De bebidas embriagantes,
Descuidamos nuestra imagen al actuar
Y olvidamos los problemas importantes.
Qué pobre opinión tenemos de la mujer,
Que inflados nos han dejado los atavismos,
Hasta cuándo la respetaremos como un ser,
Hasta cuándo borraremos los abismos…
Y caminar por fin con igualdad
Y terminar por fin con la maldad!
Y cómo pesa también la negligencia
Y la dejadez  de olvidar buenos amigos;
Un hermano y la patria imploran un servicio
Y  negamos la ayuda sin clemencia.
Por favor, guardemos un minuto de silencio:
“La palabra solidaridad ha muerto”
Yo lo digo.
¿Y nosotros? Nosotros también vamos muriendo,
Sumidos en rencores, vicios y resentimientos;
Pesimismos y temores nos van desvaneciendo
Y nada ni nadie detiene el hundimiento,
Pero yo quiero hablarte a la mexicana.
Recuerda que no eres hijo del probeta,
¿O a caso no tuviste madre?
Otras veces alardeas de patriota
O te fajas pantalones con alarde.
Eres muy devoto, quieres a tus dioses…
¡Pues demuestra que sí puedes levantarte!
¡Por tu madre, por tu dios, por tu patria!
¡Responde, hable, deja de ser un paria!

El más hermoso privilegio - Poema al día del maestro

(Aurelio Osuna Jau)
Cuando otros callan
Y esquivan la mirada,
Cuando quieren ocultar
Sus conciencias intranquilas
Con sonrisas monótonas y vanas,
Cuando otros caminan por las calles
Con gesto hosco y van de prisa;
Cuando otros se dejan envolver
Por el silencio ominoso
Que encierra y encadena su alma
Con fríos pensamientos…
Yo voy camino a un campo
Sembrado de nuevas esperanzas,
Hacia la mañana que empieza a germinar.
Cuando otros ensucian sus manos
Buscando el oro que sacie su ambición,
Ponen sombras a su sombra,
Y mandan su conciencia…
Yo simplemente voy y me conformo,
A desenredar el hilo de los capullos
De tiernas orugas, de las crisálidas de ahora,
Las alas del mañana, las nuevas mariposas.
Yo simplemente voy hacia las aguas nuevas,
A confundirme con ellas,
A deshacer y repartir mi corazón
En sus reflejos puros,
A que se beban mi alma,
A reforzar su cauce;
¿Y quién soy? Que gozó el privilegio
de hundir las manos en la tierra,
hurgar en su pecho,
tocar su corazón y adivinar su canto,
para dejarlo luego
en las manos de los labios,
en los ojos inocentes que se abren a la vida,
que buscan su sendero?
¿Quién soy? Que soy dueño de
ese hermoso privilegio?
No puede ser posible
Que aún no lo hayan adivinado.
Yo soy el artesano
Que forja el barro de la vida,
Soy el orfebre que rompe su alma de barro,
Para dejarla repartida
En las mentes y en los brazos
De los que son ahora los que serán mañana.
Esa es mi vida cada día,
Buscar con la sonrisa reflejos de sonrisas,
Buscar con la ternura la ternura,
Buscar con la paciencia la respuesta,
Y darle forma poco a poco a nuevos pensamientos
De horizontes abiertos a la espera.
Para luego volver a casa
Con la satisfacción suprema,
Con el alma revivida,
Con la alegría inmensa de la misión cumplida,
Que nadie puede arrebatarme,
Ni el odio, ni la corrupción, ni la mentira,
Ni la amargura, ni la envidia.
Soy sembrador, navegante, artesano y obrero…
¿Aún no lo saben?
¿No han visto en mis ojos el alma que se escapa.
Que grita con el viento?
Soy poseedor del más hermoso privilegio.
¿Saben quien soy?… ¡Soy maestro!
Ahora y siempre, alzo la voz,
Para decir con el orgullo más auténtico,
Delante de ustedes y el mundo entero:
¡Soy maestro! ¡Soy maestro!
Con la alegría inmensa de la misión cumplida,
Que nadie puede arrebatarme,
Ni el odio, ni la corrupción, ni la mentira,
Ni la amargura, ni la envidia.
Soy sembrador, navegante, artesano y obrero…
¿Aún no lo saben?
¿No han visto en mis ojos el alma que se escapa,
que grita con el viento?
Soy poseedor del más hermoso privilegio.
¿Saben quien soy?… ¡Soy maestro!
Ahora y siempre, alzo la voz,
Para decir con el orgullo más auténtico,
Delante de ustedes y del mundo entero:
¡Soy maestro! ¡Soy maestro!
Esta es mi voz, este es mi pecho,
Estas son mi alma y mi sangre
Dispuestos a la lucha.
¡Aquí están mis manos!
¡Esta es mi conciencia y mi canción!
¡Mi corazón de maestros!
Forjador de almas y conciencias,
Orfebre del pensamiento,
De fracasos y de éxitos,
De alegrías y tristezas,
Dejando los ojos en los libros,
Para encender la luz en la mente de los niños.
¡No soy mártir, ni apóstol!
¡Ni héroe, ni guerrillero!
Simple y sencillamente,
Repito con orgullo: ¡Soy maestro!
¿Acaso iluminar los horizontes,
modelar los pensamientos,
romper la oscuridad y el  silencio
no es el más hermoso privilegio?
¿Acaso alguien puede quitarnos las mil satisfacciones,
que a pesar de injusticias, de sufrimientos y calumnias,
hemos ganado siendo maestros?
Por eso, cuando otros callan,
Cuando esconden su conciencia,
Cuando pintan sus rostros de mentiras y silencio,
Yo alzo la voz y digo con orgullo,
Con legítimo orgullo,
Porque esta es mi bandera y mi credo: ¡Soy maestro!
así, respondo, con coraje, a la ignorancia y la injusticia
que no han visto mi alma repartida;
así digo al ciego, al sordo, al necio,
a todo aquél demente y de conciencia oscurecida;
¡Soy maestro!
¡Por fuera, por dentro!
¡de pensamiento,
de conciencia,
de sentimientos,
de corazón, de acciones!
Le grito al mundo entero:
¡SOY MAESTRO!
¡Aquí estoy!
Por vocación, por convicción,
Por amor… ¡SOY MAESTRO

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