jueves, 5 de noviembre de 2009

Poesía a Nuevo Laredo

Como un espejismo rojo y gualda,

bajo el fulgor crepuscular te irisas,

mientras el sol desmayase sin prisas,

de tu recio horizonte por la espalda.

 

El día va muriendo y te deslizas

de la cálida noche por la falda,

mientras el amor deshoja su guirnalda

de besos de promesas y sonrisas

 

Así, Nuevo Laredo, como broche

prendido en los cabellos de la noche,

que brillan al morir el postre lampo.

 

te muestras esplendente y orgullosa

con el sutil aroma de una rosa

en la callada soledad del campo.

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