viernes, 29 de septiembre de 2017

La mamá más mala del mundo | Reflexión día de las madres

LA MAMÁ MÁS MALA DEL MUNDO
(Carta)
Nosotros tuvimos la mamá más mala del mundo. Mientras otros niños desayunaban lo que querían,
nosotros teníamos que desayunar cereal, huevos, leche y pan tostado. Cuando otros niños
tomaban muchos refrescos y comían sin cesar dulces, pasteles y muchas botanas, nosotros
teníamos que comer frijoles, aguas frescas, verduras, carne y pescado.


Cuando fuimos creciendo se hizo más mala nuestra madre. Insistía en saber dónde estábamos,
parecía que estábamos encarcelados. Tenía que saber quiénes eran nuestros amigos o con quién
andábamos y lo que estábamos haciendo a cada instante. Nos insistía mucho en que si decíamos
que nos íbamos a tardar una hora en algo o en algún lugar, debíamos tardamos solamente una
hora.


Pero siguió cada vez más mala. Me da vergüenza admitirlo, pero tuvo el descaro de romper la Ley
Federal del Trabajo de los Niños. Nos enseñó a lavar nuestros trastes, tendíamos nuestras camas,
barríamos y trapeábamos nuestra recámara, lavábamos nuestra ropa, nos mandaba a la tienda de
la esquina a que hiciéramos algunos mandados y aprendimos cosas crueles como cocinar y otras
de plano no queremos recordar. Nos parece que se quedaba despierta toda la noche pensando
que podía hacemos al día siguiente para molestamos.


Cuando llegamos a la adolescencia fue más mala y nuestras vidas se hicieron más terribles.
Siempre insistía en que dijéramos la verdad y que le tuviéramos confianza. Nadie nos podía chiflar
o tocar el claxon para que nosotros saliéramos corriendo, pues nuestros amigos tenían que tocar la
puerta de nuestra casa y preguntar por nosotros. Se convirtió en una metiche total. Quería que le
informáramos el nombre de cada amigo; quiénes eran su padres, a qué se dedicaban nuestros
amigos y sus padres, dónde vivían, a qué escuela asistían y qué estudios cursaban y muchas
cosas más; sobre todo cuando queríamos ir a alguna fiesta, ya ustedes
se han de imaginar. Por eso digo que nuestra madre fue un fracaso completo.


Sin embargo, ha pasado el tiempo y a la fecha ninguno de nosotros ha sido arrestado por vago,
ebrio o por tener problemas con las drogas. No hemos participado nunca en actos de violencia.
Cada uno de nosotros estamos trabajando para lograr un mejor futuro y solo nuestro esfuerzo será
lo que nos haga cada día mejores. A nadie podremos culpar de nuestro futuro, cualesquiera que
sea. Nuestra madre hizo que nos convirtiéramos en adultos educados, respetuosos, honestos y
trabajadores.


Ahora que soy madre, estoy educando a mis hijos con las mismas enseñanzas y de la misma
manera que mi madre me educó. Me siento muy orgullosa cuando mis hijos me dice que soy mala,
muy mala madre: verán, les digo, con el tiempo ustedes le darán gracias a Dios por haber tenido,
como yo la tuve, la mamá más mala del mundo.

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