sábado, 23 de octubre de 2010

Presencia de Juarez en la Patria – Poema 21 de Marzo

PRESENCIA DE JUÁREZ EN LA PATRIA

(Fragmento)

 

 

Agenor González Valencia

 

 

I

 

 

Era un carrizo musical la aurora.

Una nota morena era la raza. Eran los ojos del nativo origen

que iban hollando las plantas del silencio.

 

 

La noche zapoteca entre dialectos parió la luz que iluminó este suelo. Una hermosa semilla sufrimiento entre huaraches y la piel del pueblo olorosa a rebaños fue creciendo.

 

 

Y llegó la edad de la memoria. Ovejas de pavor se humedecieron

cuando entre islotes de impaciencia, vieron viajar al carrizal de la inocencia.

 

 

II

 

 

Ambuló mi pensamiento hasta las ruinas que se acomodan en Teotitlán

y en un vaso moldeado por el tacto descendió mi conciencia al reino mineral.

 

 

De las piedras salieron los rostros de los hombres que una joven cultura vinieron a dictar.

Llevaban el espíritu del tigre envuelto en tradiciones y pintura mural.

 

 

(El sol con su figura guacamaya borró la oscuridad.

Dejó en aquella parte del planeta su presencia solar)


 

III

 

 

Irrumpió la primavera sonrosada, arrancando su fuerza de la Sierra de Ixtlán. Vino a expender sus frutos desde Oaxaca

y a exhibir la cerámica de Monte Albán.

 

 

(La tarde gris de la primera tarde

puso cuatro peldaños a regia ofrenda piramidal) IV

¡Ah! la Primavera Mexicana

que se inicia con Juárez para nunca acabar.

Tiende sus alas recias y tutelares, allende el mar.

Tiende su ley de bronce –toga y balanza-, sonoramente vegetal.

Y abre montañas y cordilleras cantando:

Y abre montañas y cordilleras cantando

¡América!,

con su carrizo musical.

 

 

(Desde la cumbre del Cempoaltépetl el fuego de una raza

comenzó por arder) V

Miré la adolescencia tristemente olvidada en medio de su medio natural.

Sentí más cerca la presencia de Juárez

y del barro, el comienzo racional.

 

 

¡Ah! la encantada arcilla que allá en Guelatao al agua silenciosa le dobla las rodillas.

Todo lo que humedece desde el sol a la luna

en el sencillo encanto ingenuamente provincial, convertido en laguna primaveral.


 

 

 

VI

 

 

Huérfano de alfabeto crece el árbol silvestre que a todos maravilla.

Y en su mirar concreto,

se va impregnando el pueblo del idioma Castilla.

 

 

Transpira vida su noble arquitectura en la selva del tiempo que le tocó vivir.

A golpe de inquietudes florece la cultura

y al corazón conmueve la Gran Luz por venir.

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